EDITORIAL: LOS TRABAJADORES ANTE EL GOBIERNO DE CASTILLO

Presidente Castillo, junto a titular del BCR, Velarde; y el Ministro de Economía, Francke. (foto:@PedroCastilloTe)

En un reciente pronunciamiento la CGTP dice: “Caracterizamos al actual como un gobierno popular que se propone un nuevo modelo económico, político y social”, y en esa línea le ofrece el “respaldo de los trabajadores”.

En otro pronunciamiento la Federación Textil es más enfático y manifiesta su “decidido apoyo al gobierno del pueblo”.

De acuerdo a ambos gremios – y de otros dirigentes que opinan lo mismo—el de Castillo sería “nuestro” gobierno al que habría que sostener y apoyar porque de él se desprenderán las soluciones que todos anhelamos, y por las que solo debemos “esperar”. Por eso también no llaman a luchar.

Esto implica un cambio de situación. Antes siempre luchamos unidos contra el gobierno de turno que encarnaba los intereses patronales, aunque en esas luchas la CGTP se comportara de manera mediatizada, pero ahora no porque el gobierno de Castillo sería “nuestro”. ¿Cómo queda la lucha por los derechos y reivindicaciones? ¿Se postergan a la espera de que el gobierno los atienda algún día?

Es claro que estamos ante una situación donde la CGTP (y algunas direcciones de la “izquierda”) rehúyen a su responsabilidad de velar por los intereses obreros y populares para colocarse del lado de la autoridad que ahora consideran “suyo”.  Tenemos problemas graves que sería ocioso repetirlos aquí, y ahora se acrecientan (alza en los precios de las subsistencias, devaluación que deprecia los salarios), pero la CGTP no hace nada.

El gobierno de Castillo es sin duda producto de la voluntad popular que lo eligió por sus promesas de cambio y lo hizo derrotando la férrea oposición de la patronal y sus partidos. Por eso es natural que las bases simpaticen con él y sean generosos con sus desaciertos, más cuando perciben que el bando patronal y sus poderosos medios no dejan de atacarlo, lo que produce una comprensible solidaridad e identificación con él.

Esta actitud de simpatía y espera de las bases es legítima y comprensible. En cambio, el apoyo de los dirigentes de la central se hace desde la integración al Gobierno de sus partidos y desde sus cargos como ministros o funcionarios por lo que deben defender su gestión. Mientras los trabajadores siguen siendo trabajadores con reivindicaciones que defender, ellos ahora forman parte del Estado ante quien se canalizan los reclamos.

Por supuesto, para vendernos el cuento completo la central se empeña en presentarnos al Gobierno como “popular”, o si se quiere “obrero”. Pero no vemos ninguna organización popular que esté gobernando ni siendo consultada, y menos vemos a organismos obreros participando y tomando decisiones. Quien gobierna es Castillo, Perú Libre, Juntos por el Perú, Conare y sus aliados; son ellos los que toman decisiones y son los únicos responsables, no el pueblo ni los trabajadores que solo los votaron.

El de Castillo es un gobierno de la izquierda reformista surgida por el voto con la promesa cambios, nada más. Pero su promesa es una cosa y otra cosa es lo que hace. Ellos no han convocado a los trabajadores y al pueblo a movilizarse para cambiar al país sino al contrario los han llamado a la tranquilidad, postergan la realización de sus promesas y dejan correr la ofensiva del sector patronal. De este modo, en la segunda vuelta lograron “moderar” a Castillo. Ahora lo obligan a no realizar ningún cambio y van por su cabeza.

En su mensaje de 28 de julio Castillo ni siquiera mencionó los trabajadores (sólo habló y atendió reclamos de los profesores), es decir nada menos que a los que generan toda la riqueza y que son los más maltratados; pero si le ofreció “seguridad” a los empresarios.  También, a solicitud de los empresarios Castillo colocó a Pedro Francke en el MEF con el manifiesto compromiso de mantener la continuidad del modelo económico, y ahora ratifica a Julio Velarde en el BCR junto a una corte de altos funcionarios que administran la economía, ratificando así que todo seguirá igual.

Sin embargo, nada de esto tranquiliza a la burguesía que busca librarse de Castillo y reemplazarlo por un gobierno colocado por ella. Pero ya entre sus chantajes y la propia debilidad del gobierno lo está llevando a la deriva. Así, los 15 primeros días del gobierno –¡15!–  son un absoluto desastre que causa desconcierto en sectores obreros y populares que, a la sazón, nada tienen que celebrar porque no le concedió nada.

Lo que sucede y vaya a suceder es exclusiva responsabilidad de Castillo y de los que lo acompañan desde la “izquierda” y la central. Así, ¿cómo esperar que Castillo cumpla sus promesas? ¿Cómo cree la CGTP que Castillo cambiará el “modelo” por uno más justo? No hay ninguna coherencia entre lo que se prometió y lo que se hace. Por este motivo que los trabajadores no tienen por qué asumir ninguna responsabilidad por el Gobierno.

Desde las direcciones no se llaman a luchar porque dicen la “derecha ataca”. Sucede lo contrario: no luchamos y la derecha se apodera cada vez más de las calles y arrincona a Castillo. La única forma de derrotar a la derecha es que salgamos a luchar todos unidos, y eso solo es posible haciéndolo detrás de nuestros propios objetivos y reivindicaciones. Si no lo hacemos, la derecha recuperará el gobierno, y no solo descargará todo su odio contra Castillo y sus huestes sino sobre todo contra los trabajadores.

Además, en los trabajadores –y en el PST—no hay duda en salir a las calles en unidad de acción para enfrentar las amenazas golpistas, como hicimos cuando quisieron impedir su triunfo electoral.

¿Qué hacer?

El avance de la derecha no solo se da sobre el gobierno sino se viene dando en las fábricas. Los pliegos de muchos otros sindicatos no son atendidos pretextando la “crisis” y culpando al gobierno, y como respuestas se realizan plantones en Industrias del Envase, huelga en Leche Gloria y Celima prepara un paro.

Si es correcto que estos sindicatos luchen por sus demandas, con más razón debe ser que lo hagan todos unidos por las reivindicaciones comunes que de una vez traiga las soluciones más importantes que reclaman los trabajadores: aumento general, fin de los ceses colectivos y de las suspensiones. Es necesario hacerlo ahora.

Las elecciones pusieron en mesa la urgencia de atender las demandas sociales y el gobierno asumió con ese encargo. Pero ellas no van a atenderse si no actuamos presionando sobre el gobierno que a su vez retrocede ante el cargamontón del sector patronal. El “apoyo” que compromete la CGTP y las direcciones de “izquierda” significa en éstas horas que les dan la espalda a las luchas de los trabajadores y que le regalan toda la iniciativa de ataque a la derecha.

Ante la parálisis y la colaboración con el gobierno que es el camino seguro al fracaso y a nuevas desilusiones, tenemos un único y verdadero camino: afirmar nuestra independencia de clase y organizar ya la lucha unida para exigirle al gobierno las soluciones que todos esperamos y por las que votamos, y en esa ruta frenar y derrotar a la derecha reaccionaria.

Trabajadores en lucha

La clase obrera está en lucha. Espoleados por la fuerte alza del costo de vida buscan soluciones satisfactorias a sus pliegos de reclamos.

600 obreros de Leche Gloria organizados en el Sinatog y con varias bases en el interior del país, iniciaron el 18 de agosto una huelga indefinida. La huelga que reclama la solución a su pliego de reclamos, arrancó con una masiva concentración en el frontis del ministerio de Trabajo y, según manifiesta Miguel Moreno, secretario general del sindicato, están preparados para resistir la paralización hasta un mes.

La empresa, pese a su inmenso poder económico, ningunea un justo aumento a los trabajadores alegando no tener plata. Sin embargo, ha más que duplicado la asignación de recursos para la alta gerencia.

El SINATREL (Sindicato de la embotelladora Coca-Cola e Inca Kola) también se encuentra abocado a la lucha por su petitorio. La empresa se corre de las negociaciones en trato directo y ofrece aumentos por debajo de los que ha otorgado a los no afiliados. La empresa alega la “pandemia”. Pero es en medio de ella en la que los obreros no pararon ni un minuto exponiéndose al contagio del covid, que la empresa ha obtenido mejores utilidades. El sindicato nacional viene realizando plantones en Arequipa, Cuso y Lima.

El Sindicato Industrias del Envase, que dirige el cro. Claudio Capa, también está en pie de lucha. A la fecha ya realizó tres plantones demandando también solución a su petitorio y reclamando volver al horario de trabajo normal, pues la empresa los mantiene bajo el régimen de la cuarentena pasada.

El sindicato de Celima viene luchando desde principios de año por la solución de su pliego y en contra de la ofensiva general desatada por el grupo Belmont en el conjunto de la corporación. 150 obreros de Trébol han sido colocados en cese colectivo. El sindicato discute la realización de un paro o el inicio de una huelga indefinida.

Lo mismo sucede en la cervecera Backus, donde los obreros también realizan plantones junto a otras bases en el interior del país.

La compañera Isabel Cortez, congresista obrera que ha sido elegida presidenta de la Comisión de Trabajo del Congreso, ha inaugurado su performance realizando diversas gestiones en apoyo a los sindicatos en lucha. Un verdadero ejemplo que los trabajadores reconocen y aplauden.

¡NINGUNA CONFIANZA EN EL NUEVO GOBIERNO! ¡ECHEMOS A MERINO-CONFIEP Y AL CONGRESO CORRUPTO CON NUESTRA MOVILIZACIÓN INDEPENDIENTE!

Con la salida de Vizcarra cayó el enemigo que la clase trabajadora ha tenido en frente los últimos dos años, responsable por la “Política nacional de productividad y competitividad” (D.S. 345) y del “Plan nacional de productividad y competitividad” (D.S. 237), cuya finalidad es liberalizar los despidos.

Cayó el responsable de la estrategia de la “inmunidad de rebaño” que nos ha costado, a los trabajadores y el pueblo pobre, cerca de 90 mil muertes; y el desamparo de millones de trabajadores que perdieron el empleo, a los que Vizcarra sumó los miles de trabajadores sometidos a ceses colectivos y suspensión perfecta de labores.

Un gobierno que empobreció al pueblo y llenó de concesiones y ventajas a bancos, farmacéuticas, clínicas privadas y grandes empresas. Que nos condenó al hambre durante los meses de confinamiento.

Y cayó, finalmente, un corrupto más, responsable por el cobro de 2 millones 300 mil soles a cambio de entregar la concesión del Hospital regional de Moquegua.

Por eso Vizcarra se ganó el odio de la clase obrera. Si algo podemos “lamentarnos”, es de que el Congreso –la otra pata de la democracia corrupta que impera en el país- nos haya robado el derecho de echar a Vizcarra con nuestra movilización. Hoy que ha dejado la presidencia, Vizcarra debe pagar por los crímenes y engrosar la lista de expresidentes que deben ir a la cárcel por corruptos, antipopulares y antiobreros.

Sin embargo, la clase trabajadora debe tener claridad: El Congreso es tan responsable como Vizcarra por esas mismas medidas y males que nos aquejan. En todo lo fundamental, “jugó en pared” con Vizcarra. Ha sido el otro pilar de la continuidad del plan económico neoliberal, y sus miembros son protagonistas del mismo sistema de corrupción que sus antecesores. Por eso quieren para sí el control del sistema judicial, el Tribunal Constitucional y otras entidades claves del Estado.

Por eso los trabajadores y trabajadoras del país no podemos albergar ninguna expectativa en que el Congreso, que hoy aparece como “vencedor”, pueda dar solución a los problemas de fondo que nos afectan.

MERINO: UN GOBIERNO DE CRISIS

El gobierno de Merino nace en un ambiente de confrontación y con un importante rechazo que lo hace más frágil que Vizcarra. Y esa es justamente la gran preocupación de la patronal. Que Merino resulte peor que su predecesor para manejar la situación del país. De ahí que la CONFIEP saliera rápidamente a pedir calma, tras la aprobación de la vacancia, poniendo como único requisito la continuidad del cronograma electoral.

La represión del día de su juramentación es muestra de esa misma debilidad. Por eso anunció un gabinete “de ancha base” con la mayor participación de los partidos patronales a sostenerlo durante los meses que vienen; pero en lo hechos, la designación de Ántero Flores como premier y sus primeras declaraciones, lo que anuncia es repartija de intereses y mayor confrontación.

Para la clase obrera, esta situación plantea la necesidad de impulsar la lucha levantando sus propias banderas para derrotar al nuevo gobierno por medio de la movilización. Ello requiere contar con una dirección consecuente. Lamentablemente, las direcciones nacionales, como la de la CGTP, lo que hacen es pedir diálogo con el nuevo gobierno, lo que muestra que su curso no es el de la lucha frontal y consecuente en pro de las demandas obreras y populares.

¿EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA?

La vacancia ejecutada desde el parlamento nada tiene que ver con los intereses de la clase obrera. No trae soluciones a las muertes por COVID 19, a los despidos, ni a la corrupción. No es «nuestra» vacancia. Sin embargo, esto no nos lleva sumarnos a quienes llaman a “defender la democracia” de un supuesto golpe de Estado.

¿Qué democracia? ¿La de Odebrecht y el “Club de la construcción”? ¿La democracia de las mineras? ¿La democracia de la CONFIEP? ¿Una democracia con Vizcarra de regreso? Finalmente, fue el propio Vizcarra quien le entregó las llaves de Palacio a Merino. La «democracia» que hoy nos llaman a defender los partidos “de izquierda”, como Nuevo Perú, al servicio de sus objetivos electorales 2021, no es la democracia de los trabajadores y trabajadoras. 

Necesitamos DEFENDER NUESTRA INDEPENDENCIA DE CLASE para luchar por nuestras propias banderas, que incluyen echar abajo el régimen corrupto que hoy defienden esos grupos “de izquierda”. En esto la dirección de la CGTP tiene la enorme responsabilidad de desbaratar cualquier ilusión de diálogo con Merino y ponerse al frente de la convocatoria a una medida nacional contra el gobierno.

Sin embargo no podemos solo esperar a la dirigencia de la CGTP. Tenemos que realizar, desde las bases obreras, asambleas para definir un curso propio de lucha, que dé continuidad a la jornada de lucha del 5 de noviembre, que más allá de su dirección, puso en evidencia que la clase trabajadora necesita encontrarse en las calles, unida en la lucha. Un plan con miras a concretar un PARO NACIONAL COMBATIVO para derrotar a Merino y compañía.

¡POR UN GOBIERNO DE LA CLASE TRABAJADORA Y EL PUEBLO POBRE!

La clase obrera y el pueblo pobre necesitan imponer salidas de fondo a sus necesidades más urgentes. Desde el PST afirmamos que no habrá salida a estos problemas (corrupción, despidos,  contagios, represión…) mientras la patronal siga gobernando en el país por medio de cualquiera de los partidos del régimen.

Por eso la clase obrera debe construir una alternativa propia de poder, que nazca de su movilización, para poner fin a estos flagelos y abrir camino a una vida digna en el Perú.

En este sentido, consideramos que la demanda de una asamblea constituyente es válida. Pero sólo puede ser garantizada por un gobierno obrero y popular, que construya esa asamblea con representantes directos de las organizaciones de los trabajadores y el pueblo (sindicatos, asociaciones barriales, frentes de defensa…)

Este es el llamado que hacemos desde el PST: levantemos, junto al QUE SE VAYAN TODOS los partidos corruptos del régimen, las banderas limpias del GOBIERNO DE LA CLASE TRABAJADORA Y EL PUEBLO POBRE DEL CAMPO Y LA CIUDAD, como salida para nuestro país.

Y para esto, llamamos a la construcción de un gran paro nacional combativo, que enfrente y derrote a Merino, para dar solución a nuestros problemas urgentes.

¡ASAMBLEAS DE BASE PARA DEFINIR UN PLAN DE LUCHA UNITARIO DE LA CLASE TRABAJADORA!

¡PARO NACIONAL PARA DEFENDER NUESTRA SALUD, EL TRABAJO Y ECHAR ABAJO LA CORRUPCIÓN!

¡QUE SE VAYAN TODOS!

¡POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DEL CAMPO Y LA CIUDAD QUE SE HAGA CARGO DE LOS DESTINOS DEL PAÍS!

Nos condenan a morir, por el virus o por hambre

Ellos tratan de salvar los negocios capitalistas, aún a costa de nuestras vidas

Desde los años 90, diversos gobiernos promovieron la mercantilización de la salud pública, con recortes presupuestales y la privatización. Y peor todavía: la inversión en salud ni siquiera llegó a representar la mitad de la que realizaron los países vecinos, que aplican el mismo modelo. Por esa causa, la pandemia encontró a los establecimientos de salud sin insumos ni para el lavado de manos y con mínima infraestructura (mil camas, 250 UCI, un déficit de 17 mil especialistas). La otra cara de esta realidad, o al servicio de este fin si se quiere, fue el surgimiento de un gigantesco sistema de salud privado, con enormes clínicas, monopolios farmacéuticos y cadenas de farmacias.

Vizcarra, que echa la culpa a los anteriores gobiernos, continuó esa misma política: no cumplió ni con su promesa, de construir uno sólo de los 80 hospitales que ofreció para el 2019. Así, la salud del pueblo, que ya entonces era una calamidad (50% de los niños sufren de anemia, alto porcentaje de TBC, hipertensión, diabetes, etc.), se tornó pasto
fácil para la mortífera extensión del coronavirus, que vivimos estos días.

La pandemia es atendida con miserias…

Siendo inminente la catástrofe por el covid-19, se planteaba –y se plantea aún– la urgencia de una masiva inversión en salud pública, para salvar la vida de la población más pobre, la más vulnerable. Pero, el gobierno no lo hizo –y no lo hace– y, como un avaro, le destinó un monto ridículo: 1.5% del PBI. Peor aún, de esa miseria, al 11 de junio, sólo ha usado la quinta parte, es decir nada. Por eso, nunca hay camas suficientes, UCIs, oxígeno, medicinas, personal médico, equipos de protección y muchos mueren en sus casas por falta de una asistencia mínima.
Pese a esta situación desesperante, aún hoy, el gobierno se niega a destinar recursos al sector, como lo muestra cuando se opone a promulgar el proyecto del Congreso para nombrar, de manera automática, a todo el personal médico y asistencial que atiende en la emergencia, arriesgando sus propias vidas.

… Con absoluta ineficiencia

La emergencia también exigía el confinamiento de la población, con alimentos y salarios. Pero, Vizcarra, establece una cuarentena desconociendo que la mayoría de pobres (72%) vive al día y no les garantiza ayuda, y no lo hace porque, tampoco, sabe quiénes son ni dónde están, y los fuerza a salir a la calle. También ignora: a) que 1.2 millones en Lima viven hacinados, y que entre 7 y 8 millones de peruanos no tienen agua ni servicios básicos; b) que en la mayoría de las familias las mujeres realizan las compras, lo hacen en mercados populares y casi a diario, porque no tienen frigider; c) que la mayoría se moviliza en transporte público, que opera abarrotado; d) que un gran sector de trabajadores provincianos fuga de la capital, incluso a pie, hacia sus lugares de origen, porque quedaron sin trabajo y no tienen “bono”. Al desconocer todo esto y más, Vizcarra no solo no logra su objetivo de contener los contagios, sino
que contribuye a propagarlo.
Asimismo, la emergencia exigía el diseño de un plan de pruebas masivas y de focalización y seguimiento al virus pero, pasados tres meses, aún no hace nada de esto. Apenas realiza pruebas aleatorias y mezcla los dos tipos de pruebas, con lo que ni si quiera llega a saber la cantidad real de infectados, ni menos conoce la curva de contagios, lo que muestra que, incluso, perdió hasta el control.

Población no aguanta más, y sale a ganarse el día en las calles

…Y con corrupción e indolencia

Como si todo esto no fuera suficiente, el Estado corrupto, del que forma parte el gobierno, hace su agosto con los enormes sufrimientos que padecen los pobres.
Contraloría informa que investiga a mil funcionarios, por corrupción, durante la pandemia, los cuales van desde altos jefes de la Policía Nacional (que causó la caída del ministro Morán), hasta funcionarios de todo nivel del sector salud, como el director del Hospital Sergio Bernales (de Collique), que entregaba mascarillas sostenidas por grapas y equipos de bioseguridad reciclados. Se detectan, también, que 4.212 funcionarios del Estado recibieron la canasta de víveres.
Además, montado en sus altos niveles de aprobación y con el apoyo velado de los aparatos de la “izquierda” incluidos, la que está en el Congreso, Vizcarra muestra un comportamiento soberbio, ciego y sordo. Al inicio de la pandemia la Sociedad de Neumología planteó inyectar dinero a las regiones más vulnerables, para la compra de insumos médicos, equipos de protección, balones de oxígeno y para contratar más personal. El gobierno no le hizo caso. En realidad no escuchó a nadie. Desde fines de abril Loreto gritaba por falta de oxígeno y, ahora, lo hace Ucayali, Piura y hasta los conos de Lima y deben pasar casi dos meses cuando, cada minuto significa vidas que se van, para que Vizcarra resuelva algunas medidas, para atender el abastecimiento de oxígeno a los hospitales.
Si algo grafica mejor esta indolente vena gubernamental es el caso de Richard Swing, contratado para “animar” al personal del Ministerio de Cultura, en medio de la terrible pandemia, simplemente por ser compadre de Vizcarra.

Fuente: France 24

Su prioridad es proteger los grandes negocios

En el contexto de la emergencia saltó a luz, también, el gran negocio de las clínicas privadas, que cobran altos montos por realizar pruebas y que alzan sus tarifas, para atender pacientes con covid-19, el gran negocio de las cadenas de farmacias (Interbank) y de la venta de oxígeno (en mano de dos empresas). Pero, ante ellos, el gobierno no hizo ni hace absolutamente nada para intervenirlos y/o disponer de sus recursos, y permite que sigan lucrando a costa de la vida y el sufrimiento del pueblo pobre.

Fuente: La República

Vizcarra, en realidad, se enfoca en proteger los grandes negocios más que la vida de la gente. Se ufana de tener una amplia “espalda” financiera, pero la usa no para salvar vidas sino para salvar empresarios, y ni siquiera a los micros y pequeños a quienes condena a la ruina, sino a sus amigos de la Confiep y de la Sociedad de Minería y Petróleo: a) Subsidia las planillas empresariales, b) entrega 60 mil millones de soles de crédito con prioridad a grandes empresas, c) permite despidos masivos y decreta la “suspensión perfecta”, d) obliga a trabajar a los vulnerables, e) no fiscaliza a las empresas y permite que el contagio se propague entre los trabajadores llevando a muchos de ellos a morir, f) desde el Mintra deja que los patrones se ceben contra los obreros cometiendo todo tipo de abusos y aplicando sanciones y despidos contra los que reclaman.
Por último, en esta misma línea patronal, ataca toda propuesta de establecer un impuesto a la riqueza como si fuera el fin del mundo, cuando es la única forma de tener recursos suficientes para financiar la emergencia. En un país donde solo 17 familias detentan casi toda la riqueza nacional y 9 millones son pobres, no hay otra manera de equilibrar en algo la balanza.

Ahora nos condena a la infección

El resultado del “plan” Vizcarra no solo ha sido un absoluto fracaso sino ahora nos lleva a morir por el covid-19. No tiene lógica pero es la realidad: la pandemia está en el pico y Vizcarra ordena la reapertura de las actividades, que ya comprende al 80%. Ahora él con todos sus acólitos se da la mano con los sectores más reaccionarios que cuestionaban la cuarentena, para gritar al unísono “reactivación”; pues ya no importa salvar vidas sino de sacrificarlas en nombre de la “economía”, que para ellos significa sus negocios. Para mayor claridad hasta se cambia de discurso oficial: del “quédate en casa” ahora se pasa al “Yo me cuido”, útil para señalarnos siempre a nosotros como los únicos responsables de la propagación del virus. El gobierno, por supuesto, nunca admitirá su responsabilidad, menos ahora que las consecuencias de sus decisiones nos conducen a una catástrofe humanitaria.

Ni recuperación, solo represión

Ni aun así empujándonos al contagio masivo no hay ni habrá “recuperación” como se pretende, al menos este año. El Banco Mundial estima que la economía de Perú se contraerá en 12%, lo que equivale a 3 millones de nuevos pobres. Solo en Lima ya un millón y medio perdió su empleo. La reactivación no obra por decreto sino de acuerdo a la demanda de los negocios. Y para darle “impulso” los voceros de la CONFIEP, ni cortos ni perezosos, ya claman para que se suelte toda la reforma laboral y para que se haga viable los proyectos mineros rechazados de Tía María y Conga, pedidos a los que Vizcarra estará presto a atender.
En este cuadro, el suplicio del pueblo pobre no tiene ni siquiera paliativo porque el gobierno no es capaz de garantizarle un plato de comida a los millones que pasan hambre. Empujados por la necesidad millones se lanzan a las calles como ambulantes y lo único que hace Vizcarra y el alcalde Muñoz es mandarles la policía a perseguirlos y confiscar sus mercancías.


El “Estado de Emergencia” y la suspensión de derechos civiles no se ha usado con tanta efectividad para evitar la propagación del virus como para reprimir las protestas. Los médicos y enfermeras que protestaban por falta de implementos fueron sus primeras víctimas. Ahora el ministro de Defensa, Walter Martos, asegura que evalúan mantener a las FFAA en las calles luego del “Estado de Emergencia”, y el premier Zeballos anunció en el Congreso que “están preparadas para enfrentar cualquier desborde social”.
Así, Vizcarra, no solo condena a miles de pobres a morir por el covid-19 o por hambre, sino también pretende ahogar nuestra lucha y protesta con más represión, para llevar hasta el fin lo que ha sido su consigna desde el primer día: salvar los negocios capitalistas antes que la vida de la clase trabajadora.

En la radiografía de la crisis del covid-19, Vizcarra…No enfrenta el covid-19 por proteger intereses empresariales

El Perú es uno de los países con la cuarentena más prolongada del mundo frente a la pandemia, pero con la gestión del gobierno Vizcarra los resultados son catastróficos con un promedio diario de 6,000 contagios y 200 muertes según las cifras oficiales (las cifras reales son más altas) y un lugar fatalmente destacado en el comparativo mundial.

Las consecuencias de la desidia del gobierno

Todos los aspectos de una política de emergencia básica frente a la pandemia revelan una acción criminalmente insuficiente. Existe una larga lista de espera para hospitalización y cuidados intensivos frente a un número minúsculo de camas y salas UCI, y sabemos por el personal médico que las autoridades ordenan discriminar, entre muchos necesitados, quiénes reciben atención y quiénes simplemente son dejados morir en sus casas, mientras la carencia tan absurda de equipos de protección para el personal médico sigue extendiendo la lista de contagiados y fallecidos de quienes están en primera fila en la lucha contra el coronavirus.

Por otro lado, en las calles mucha gente se hace cargo por sus propios medios de la compra del oxígeno para sus parientes enfermos, enfrentando especulación y precios de rapiña de un negocio altamente monopólico, lo que evidencia una rotunda denuncia del abandono de la salud pública por parte del Estado. Y otra tragedia ocurre en torno a los fallecidos, con morgues colapsadas y graves limitaciones en el servicio de cremación e inhumación de cadáveres.

Mientras tanto, los contagios y enfermos siguen aumentando a causa de una cuarentena de hambre completamente insostenible con una alta población que ha sido privada de su fuente de ingresos o que vive en condiciones de hacinamiento o insalubridad, y hasta sin servicios básicos como el agua potable. El “bono universal” que el gobierno ofrece es prácticamente invisible para la gran mayoría.

Una elección que nunca debió darse: Morir de covid o morir de hambre

Eso explica el desborde social que tiene la forma de una imparable lucha por la supervivencia, incluso a costa de poner en riesgo la vida. A ello se sumará el reinicio de actividades económicas, sin que se haya alcanzado un nivel de control de la pandemia, sin haber cambiado las condiciones insalubres del sistema de transporte y sin haber asegurado protocolos de seguridad eficaces en los centros de trabajo.
¿Cómo hemos llegado a esta situación que amenaza la vida de decenas o centenas de miles de personas en el Perú? ¿Es que se trata de una fatalidad inevitable?

Pero no aplicó la misma política de guerra con los recursos de infraestructura y transporte en manos del empresariado, ni con las clínicas privadas ni con las plantas de producción de oxígeno que poseen empresas industriales y mineras.

Descontrolada expansión y letalidad del virus son evitables

El virus es altamente contagioso y letal, pero no es verdad que una descontrolada propagación o letalidad sean inevitables. Existen varios ejemplos de países europeos y asiáticos que así lo demuestran, pero incluso aquí en Latinoamérica, en Guayaquil, Ecuador, donde la pandemia llegó a extremos aterradores hasta alcanzar las ¡460 muertes diarias!, en poco más de un mes se logró bajar a ‘cero muertes’ gracias a que se volcaron los recursos que hicieron posible buscar a los enfermos casa por casa con pruebas covid, medicinas y alimentos, y tener suficientes centros de hospitalización y cuidados intensivos.

Sin embargo, en el Perú, Vizcarra optó deliberadamente por privar de los recursos necesarios a la lucha contra la pandemia, en una acción completamente opuesta a lo que ha venido diciendo en interminables conferencias adormecedoras, tan falsas como el anuncio de la “meseta” desde el mes de mayo.

Hace más de tres meses Vizcarra decretó la cuarentena y sacó a las fuerzas armadas y policiales para controlar el aislamiento social, como en una guerra. Pero no aplicó la misma política de guerra con los recursos de infraestructura y transporte en manos del empresariado, ni con las clínicas privadas ni con las plantas de producción de oxígeno que poseen empresas industriales y mineras.

Vizcarra tampoco tocó un pelo de las grandes fortunas acumuladas en las décadas de bonanza, beneficiadas con millonarias exoneraciones tributarias y otros privilegios que explican entre otras cosas por qué tenemos el peor sistema de salud pública del mundo.

Los escasos recursos económicos para financiar las ampliaciones del servicio médico, los extrajo del mismo presupuesto fiscal de un Estado minúsculo creado por décadas de neoliberalismo. Por ello es incapaz siquiera de atender a los enfermos graves que llegan a los hospitales, y con mayor razón es incapaz de buscar a los enfermos casa por casa llevando pruebas y medicinas como una medida indispensable y urgente para contener la expansión del virus y salvar vidas humanas frenando la letalidad.

Y es que la opción de Vizcarra es y sigue siendo impedir a toda costa que esta crisis la paguen los ricos. Antes que eso optó por darles todas las herramientas legales para protegerlos, como la “suspensión perfecta” de labores por la cual miles de trabajadores perdieron su fuente de ingresos en plena crisis.

Mientras tanto se destinan miles de millones de soles de la reserva fiscal y de nuevo endeudamiento público para el plan “Reactiva Perú” que no sirve para enfrentar esa otra terrible “pandemia” que es la recesión económica mundial. Los primeros 30 mil millones de soles en un 75% han sido recibidas por las medianas y grandes empresas, muchas de las cuales han echado trabajadores a las calles o han aplicado suspensión perfecta de labores.

A este desastre se suman los criminales casos de corrupción para lucrar a costa de la vida de las personas. Ni la reducción de los sueldos de altos funcionarios, que a estas alturas se evidencia más como el sello del fracaso que como un acto de desprendimiento, puede evitar el creciente descontento de la población.

A pesar de esto, el gobierno se beneficia de un consenso de los sectores políticos, incluyendo las bancadas de izquierda o izquierdosas, así como el empresariado en torno al meollo de la política oficial como si no hubiese otra alternativa. En ese marco se producen confrontaciones en torno a políticas de segundo orden en la actual coyuntura, que tienen que ver más con intereses particulares de sectores económicos o planes electorales del 2021.

Necesidad de un plan alternativo obrero y popular

En este contexto es crucial para los trabajadores impulsar una gran lucha organizada por las reivindicaciones, hoy más que nunca una lucha por la supervivencia. Tenemos que hilvanar las demandas dispersas por la reposición de despedidos, contra la suspensión perfecta y contra las reformas antilaborales en una plataforma que incluya la demanda por una verdadera política contra el coronavirus que provea con urgencia las condiciones médicas y sociales necesarias y suficientes, volcando hacia ello todos los recursos de la nación, principalmente aquellos que encuentran en manos privadas. El principal obstáculo para ello, ya sabemos, es el gobierno.

Esta lucha estará estrechamente vinculada a la acción de los trabajadores frente a la recesión que amenaza agravarse a extremos que no hemos visto en muchos años, y que el gobierno y los empresarios buscarán descargar sobre los hombros de los trabajadores.

La lucha unitaria y organizada de la clase trabajadora es indispensable para evitar la masacre que nos tiene preparada el gobierno y el empresariado frente al covid-19 y la recesión.

Suspensión de salarios perfecta para la Confiep

Por Manuel Fernandes

Dirigente obrero

A casi menos de un mes de publicado el DS 011-2020 TR sobre Suspensión Perfecta de Labores, ya se registran 20 mil solicitudes que deja a más de 200 mil trabajadores sin salario durante los próximos 90 días. Y esto recién empieza.

La letalidad de esta norma fue reglamentada por Vizcarra para su aplicación en este estado de emergencia, y supera de lejos lo establecido por el dictador Fujimori en el DS.003-97 TR sobre SPL publicado en 1997.

La norma reduce la figura de afectación económica de una empresa, a la disminución de ingresos por ventas obtenidas en marzo y abril, ambos meses con cuarentena obligatoria. Un procedimiento infalible para cualquier empresa que podrá mostrar que en abril no tuvo ingresos por ventas y con ello perjudicar al trabajador. Un procedimiento que deja de lado los ejercicios contables de trimestres pasados y años anteriores junto con el incremento patrimonial, que demuestran la real capacidad económica de cualquier empresa.

Así, sin importar que sean empresas Top en su rubro como Cine Planet, Casa Andina, Cerámica Lima, Trébol, Indeco, Graña y Montero y hasta de la gran minería, son favorecidas por la norma, pese a que fue presentada como medida excepcional luego de agotar la negociación de otras opciones con los trabajadores.

Sin embargo, como todo está suscrito dentro de las facilidades que la norma otorga a las empresas que se declaran afectadas económicamente, la negociación solo sirve para entregar derechos, como recortar los salarios y beneficios laborales, como se viene imponiendo en tiendas Ripley y Cerámica San Lorenzo, y que incluso amenazan con ser permanentes.

Y mientras la ministra de Trabajo públicamente alienta expectativas en la fiscalización posterior de la SUNAFIL, el propio director de los inspectores señaló que 700 inspectores que laboran de forma remota, no podrán revisar 20 mil solicitudes en medio de tantas denuncias laborales que viene ocurriendo en la emergencia. Y que para remate cuenta con el silencio admirativo positivo ante la demora del pronunciamiento de la autoridad dentro de los 30 días calendarios.

Vizcarra, que gobierna como un patrón más en la fábrica, acabó por empoderar a los empresarios con herramientas útiles para atacar los llamados “costos laborales”, esto es: despedir al personal “excedente”.

Muchos de estos problemas ya se vienen denunciando dentro del movimiento obrero. Sin embargo, el mayor reto que tenemos es comprender que este problema recién empieza y no acabara con la cuarentena, o la falsa película que proyecta el gobierno y que muchos dirigentes han creído, que regresaremos a la normalidad en un par de meses.

La misma norma aclara que de ser necesario se ampliaría el estado de emergencia sanitaria y con ello las posibilidades de seguir ampliando la medida de suspensión perfecta. Y no nos olvidemos que por las mismas causales se podrá aplicar el Cese Colectivo, el cual ya se venía utilizando y que ahora pueden hacer masivo.

Vizcarra, que gobierna como un patrón más en la fábrica, acabó por empoderar a los empresarios con herramientas útiles para atacar los llamados “costos laborales”, esto es: despedir al personal “excedente”, a los que conquistamos derechos, a los que tienen enfermedades crónicas y, por esa vía, acabar con los sindicatos para luego iniciar una nueva etapa de crecimiento sobre la base de una mayor explotación de los trabajadores, sin convenios y sin sindicatos.

Organicemos la respuesta
Antes de la pandemia, formamos parte de la heroica lucha de los trabajadores de Cogorno, Hialpesa, BSH y otros sindicatos que enfrentaron los ceses colectivos con plantones y huelgas, y la solidaridad de bases y activistas obreros que permitió, aunque con demora, algunos triunfos y la continuidad de su lucha.

La tarea sigue siendo la misma: necesitamos organizar la respuesta de los trabajadores ante tremendo ataque de Vizcarra y la CONFIEP. Pero no servirá de mucho si lo hacemos de forma aislada. Hoy que el ataque se ha generalizado y esto debe permitirnos unificar las acciones de lucha.

Se trata de organizar la respuesta de los trabajadores para que no seamos nosotros quienes paguemos las consecuencias de la crisis. Defender nuestra vida y la de los nuestros, también significa defender nuestro sustento económico que es la fuente de trabajo.

Se trata de derrotar una norma que protege a las empresas encubriendo su real capacidad económica. Si, en últimas, verdaderamente muestran pérdidas, pediremos que nos entreguen la administración de la empresa para mostrarles que podemos garantizar más empleo y mayor salario para todos.

Para ello necesitamos que la vanguardia obrera ocupe su lugar garantizando las próximas medidas a realizar, poniendo en pie de lucha a los sindicatos bases, defendiendo su independencia y auto organización como alternativa ante el rol colaborador de las cúpulas de las centrales sindicales.

En ese camino te invitamos a construir nuestro comando mayor, una nueva dirección política de los trabajadores que milite por poner en pie la respuesta obrera. Nuestro partido PST está en este camino, junto con luchadores reconocidos con el único compromiso de defender los intereses de la clase trabajadora. Te invitamos a formar parte de él.

La dirigencia de la CGTP es una traba

por Víctor Montes

La dirigencia de la CGTP viene haciendo el ridículo ante la vanguardia obrera. ¿La razón? Mientras se queja que el gobierno “cede a la presiones de la Confiep”, se sienta tranquilamente en el foro del “Acuerdo Nacional”, en las carpetas del “Consejo Nacional del Trabajo” (CNT) y en la mesa del “Grupo de Trabajo Multisectorial” que debía evaluar el plan de “reinicio de las actividades económicas”, sólo para ser ninguneados una y otra vez.

¿Por qué la CGTP, que ha llegado a la conclusión de que el gobierno “…tiene una visión puramente formal del diálogo social…”, vuelve una y otra vez a sentarse en la mesa que le tiende Vizcarra? La única explicación consistente es que no es “por amor al chancho…”. La dirigencia de la CGTP recibe un conjunto de privilegios por participar del mentado “diálogo social” como “portavoces” de la clase trabajadora. Y para mantener esos privilegios, están dispuestos a hacer de verdugos de los trabajadores.

«La dirigencia de la CGTP recibe un conjunto de privilegios por participar del mentado “diálogo social” como “portavoces” de la clase trabajadora. Y para mantener esos privilegios, están dispuestos a hacer de verdugos de los trabajadores.»

La dirigencia de la CGTP se niega a denunciar la responsabilidad de Vizcarra en lo que está sucediendo. Tan es así que en sus dos últimos pronunciamientos titulados CGTP respalda lucha de trabajadores y pensionistas por inclusión en bono universal (7 de mayo) y Gobierno-CONFIEP ponen en riesgo la salud y la vida de los trabajadores (6 de mayo) ni siquiera se menciona el nombre del presidente. En ese marco, cualquier llamado a la “protesta” de parte de la dirigencia de la Central es un engaña muchachos.

La clase obrera y el pueblo pobre requieren organizarse y movilizarse a la brevedad posible contra el plan que Vizcarra y compañía vienen implementando para hacer frente a la epidemia y para “reactivar la economía”. Es decir, contra las carencias en la salud que el gobierno es incapaz de solucionar, y contra los despidos, rebajas de salarios y demás abusos que las empresas ya han comenzado a aplicar.

Y nada de esto se puede hacer sin comenzar por señalar claramente al responsable de esta situación: el gobierno de Vizcarra y su plan económico, que es continuidad del que se impuso con la dictadura de Fujimori. Y la dirigencia de la CGTP se empeña en hacer justamente lo contrario.

Por eso la dirigencia de la CGTP es una traba para que la clase obrera cumpla con esta tarea, que hoy es de vida o muerte. ¡Los trabajadores y trabajadoras no tenemos nada que hacer en el Acuerdo Nacional, el CNT, ni en el Grupo multisectorial! Los trabajadores y trabajadoras necesitamos organizarnos, con independencia, para impulsar la lucha abierta contra el gobierno y levantar una salida de la clase trabajadora ante la crisis que vivimos. De cómo resolvamos este problema, dependerá en buena cuenta nuestro destino.

¿Quién eligió a Pablo?
Tal como ha denunciado la dirigencia de la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú (FNTMMSP) el pasado 4 de mayo, la elección de Pablo Checa como “representante de los trabajadores” en la mesa del “Grupo de Trabajo Multisectorial”, encargado del plan de “reinicio de las actividades económicas”, ha tomado a las organizaciones sindicales por sorpresa.
¿Quién lo eligió? La respuesta es clara: el gobierno.

La presencia de Checa, militante del Partido Comunista – Unidad (PC-U) de Mario Huamán, Gerónimo López y compañía, es justamente parte de los privilegios que obtiene la dirigencia de la CGTP a cambio de mantener desmovilizada a la clase trabajadora.

¿Tiene derecho a hablar en nombre de la clase trabajadora? ¡Claro que no! Sólo pone en evidencia la responsabilidad del PC-U, y sus agentes en la dirigencia de la CGTP, como colaboradores del gobierno. Serán ellos (el PC-U y compañía) responsables también por cada una de las definiciones que tomen en ese “Grupo de Trabajo…” y su impacto en la vida de las y los trabajadores.