El nuevo paquetazo de Duque: se agrava la pandemia y se salvan las empresas

El pasado 6 de mayo, el gobierno de Iván Duque expidió el Decreto 637 por medio del cual extiende el Estado de Emergencia hasta el 25 de mayo. El decreto le da facultades extraordinarias al Gobierno y anuncia más medidas para favorecer al sector financiero, beneficios tributarios para las empresas, además de la privatización de entidades estatales, la disminución de requisitos para la minería y la flexibilización laboral que afectará los ingresos de la clase trabajadora para asegurar las ganancias de la burguesía.

Por PST-Colombia

Para sustentar el Decreto, Iván Duque reconoce que las medidas tomadas hasta ahora –un paquetazo en el que ha beneficiado al sector financiero, a los fondos de pensiones, a las grandes empresas constructoras ya los terratenientes– no han servido para contener la crisis sanitaria, pero además admite que la situación es mucho más grave.

En el Decreto, admite Duque que “la realidad observada luego de dos meses de estar enfrentando esta situación con todas las herramientas constitucionales y legales -ordinarias y extraordinarias otorgadas en la primera declaratoria de emergencia- los efectos a la fecha han sido mucho más gravosos de lo que inicialmente se podía prever”.

Y a pesar de que la salud de la población es la motivación del Estado de Emergencia, todas las medidas tienden a salvar las ganancias de las empresas, para Duque “el aislamiento preventivo obligatorio y con ello la disminución significativa de la actividad económica ha generado un crecimiento preocupante en la tasa de desempleo”, por tanto, en el Decreto desaparece el discurso ‘optimista’ de aplanamiento de la curva que hace en sus programas de televisión.

Admite que sus medidas no han servido para ampliar la realización de pruebas y que no hay certeza en el número de contagiados, por ello concluye que “ante la evolución negativa que comporta esta crisis y en especial la gravedad de los nuevos efectos que observamos cada día, es imperativo contar con medidas de rango legal que le hagan frente a la nueva situación”.

Pero las medidas no consisten en una cuarentena con garantías, en la derogación de la Ley 100, en mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y en un plan de emergencia que se financie con los recursos que cada año se destinan a pagar la Deuda Externa, sino en medidas para beneficiar nuevos sectores económicos en detrimento de las condiciones de la clase trabajadora.

Reforma tributaria y privatización

En el Decreto 637, el Gobierno anuncia “medidas extraordinarias referidas a condonar o aliviar las obligaciones de diferente naturaleza como tributarias, financieras, entre otras, que puedan verse afectadas en su cumplimiento de manera directa por efectos de la crisis”. Esta es una clara respuesta a las propuestas de los gremios que aprovechan la pandemia para exigir que se bajen más sus impuestos, en un país en el que las exenciones son tan altas que Luis Carlos Sarmiento se ahorrará en pago de impuestos el doble del valor de la ‘donación’ que hizo en medio de la pandemia.

También anuncia el Decreto que con el fin de generar recursos se debe “contemplar mecanismos para enajenar la propiedad accionaria estatal”, lo que en la práctica implica la continuidad de la privatización del patrimonio público. Es decir, la burguesía dice no tener cómo sostener sus empresas y pide recursos al Estado, pero estaría dispuesta a comprar las empresas estatales.

En este Decreto, Duque anuncia la entrada del sector minero-energético como parte de la reactivación de la cadena productiva, anunciando además “mecanismos de priorización, reducción, reestructuración y racionalización en trámites, procedimientos y procesos que permitan mitigar los impactos de la emergencia en relación con los servicios y proyectos asociados a dicho sector”. Es decir, de todas las licencias ambientales y consultas a comunidades que hasta el momento son las que han frenado la depredación del medio ambiente por parte de estas empresas.

La reforma laboral de Vargas Lleras

En consonancia con lo anunciado por Germán Vargas Lleras en su columna de opinión del diario El Tiempo, Duque de manera cínica plantea que “se debe permitir al Gobierno nacional la adopción de medidas en aras de mantener y proteger el empleo, entre otras, el establecimiento de nuevos tumos de trabajo, la adopción de medidas que permitan contribuir al Estado en el financiamiento y pago de parte de las obligaciones laborales a cargo de los empleadores”.

Las medidas que anuncia Duque tienen que ver con una llamada ‘reorganización empresarial’ que permite liquidar empresas y por ende la posibilidad de cambiar las condiciones contractuales de miles de trabajadores para hacerlas más precarias.

Más flexibilización de la Cuarentena

El confinamiento no ha sido eficaz, porque son pocos los sectores que han podido hacer la cuarentena y porque la informalidad laboral y el desempleo ha obligado a millones de personas a salir a la calle a buscar el sustento.

Los gobiernos locales – en particular los de Bogotá, Cartagena, Medellín, Cali y Barranquilla – han aceptado la entrada de sectores de la producción, incluso Claudia López, Jorge Iván Ospina y William Dau, que fungen como opositores, han brindado más garantías a los empresarios para reiniciar sus actividades que a millones de trabajadores y pobres que son los que han puesto los muertos en esta crisis sanitaria.

En este nuevo paquetazo, Duque expone la vida de miles de funcionarios públicos que deberán regresar a sus oficinas, mientras los congresistas se han negado a legislar desde el recinto parlamentario, para avalar todas las medidas presidenciales desde la comodidad de sus ordenadores, cobrando sus sueldos millonarios y manteniendo sus privilegios. De hecho, ya la Alcaldía de Bogotá anunció un plan de retorno de sus funcionarios a sus oficinas.

La corrupción tampoco tiene cuarentena

Por último, los decretos reiteran la flexibilidad de la contratación pública en medio del Estado de Emergencia, que se ha prestado para que desde la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, hasta las alcaldías de los municipios más pequeños, hagan negocios con los sobrecostos de los mercados, además de millonarias contrataciones para lavar la imagen de los mandatarios, con recursos que deberían hacer parte del plan de emergencia.

Los socialistas hemos propuesto que el Gobierno no pague la Deuda Externa y que con esos recursos se haga un verdadero plan de emergencia, algunos congresistas reformistas y las organizaciones sindicales han planteado la condonación, la respuesta de Duque ha sido un nuevo endeudamiento por 11 mil millones de dólares que eleva en casi un 20% la deuda pública.

Por ello, debemos advertir que en medio de estas medidas la burguesía hará todo para apropiarse de la mayor cantidad de recursos y que después de la pandemia preparan un plan de ajuste para que sea la clase trabajadora la que pague las consecuencias de la crisis. Le corresponde a las organizaciones de los trabajadores y el pueblo salir a enfrentar este paquetazo, a pesar del confinamiento, es necesario organizar un plan de lucha porque la clase trabajadora no puede quedarse confinada mientras la burguesía aprovecha la pandemia para arrasar con sus ingresos y sus derechos.

Campaña financiera por María Rivera Defensora de los Presos políticos

La situación de los presos políticos sigue siendo crítica en medio de una pandemia. Para lograr su libertad diversas organizaciones se suman a una campaña internacional y además hay entidades que se dedican a su defensa jurídica. Una de esas organizaciones es la Defensoría Popular, que tiene como coordinadora a María Rivera.

Por MIT-Chile

María, al igual que sus compañeros abogados de la DP, no cobran a las familias por la defensa de los presos políticos, como sabemos que los presos políticos son de familias de la clase trabajadora y de escasos recursos, estos abogados se sustentan principalmente a través de donaciones.

Y con la inmensidad de casos de presos políticos, ya casi no toman casos que le permitan el sustento, porque evidentemente es una necesidad priorizar la solidaridad y defensa de los luchadores. Es por eso, que estamos impulsando una campaña financiera de donaciones para la sustentación de María para que pueda seguir defendiendo a los presos de primera línea.

Pero además, es porque desde el inicio de la revolución, la compañera ha sido amenazada de muerte y perseguida, y creemos que esas amenazas hoy se tornan más peligrosas al estar en medio de una pandemia sin movilizaciones, ya que muchas veces en estos momentos de “calma” algunos grupos se aprovechan para continuar persiguiendo. Es más, desde El Líbero -medio de ultraderecha- sacaron nuevamente una nota atacando el rol de la Defensoría Popular y con ello a María, dirigente del MIT¹, con un claro objetivo de seguir infundiendo odio y buscar chivos expiatorios de una revolución que hemos hecho cientos de miles de trabajadoras y trabajadores. Es en ese sentido, que la campaña financiera también la realizamos para garantizar los mecanismos de seguridad para nuestra compañera que sigue amenazada.

Es por eso, que les invitamos a todas y todos los que puedan aportar con esta campaña, a depositar o contactarse a:

[1] https://ellibero.cl/actualidad/el-vinculo-del-ex-mirista-que-disparo-a-sangre-fria-a-un-guardia-de-serviestado-con-el-estallido-del-18-o/

Porque la Pandemia mata: Libertad ya a los presos políticos, medidas sanitarias en todas las cárceles

La política de Piñera y otros gobiernos es una política asesina focalizada contra los luchadores y contra la revolución abierta el año pasado. Si mantienen encarcelados a nuestros compañeros presos políticos entregándolos a la muerte por coronavirus, será un triunfo de la contrarrevolución y un duro golpe a nuestra revolución con la cual quieren acabar.

Por MIT-Chile

Ese escándalo queda demostrado al ver que en Chile antes del 18 de Octubre los presos políticos sumaban unos 45 entre mapuche y no mapuche, y luego del 18 de Octubre esa cifra aumentó a más de 2500 jóvenes y trabajadores. Por eso decimos que es una política consciente del gobierno y parlamentarios para querer acabar con las luchas que amenazan a este sistema de hambre y muerte, en particular para querer acabar con la revolución. Son presos políticos porque son encarcelados por sus ideas y por ser parte de una lucha que sería una amenaza para este sistema capitalista de muerte y hambre.

La situación de los presos políticos en medio de la pandemia no deja de ser una crisis, la misma Fiscal de la Corte Suprema dijo que las cárceles eran una bomba de tiempo frente al coronavirus porque con el hacinamiento y las condiciones carcelarias es imposible garantizar protocolos mínimos para detener la propagación del virus. Los internos han sacado múltiples videos pidiendo condiciones mínimas para evitar morir, pero las autoridades han hecho bien poco o nada, teniendo una política genocida, por eso ya hay presos políticos que están asumiendo la derrota de quizás morir encarcelados. Esto, mientras el gobierno de Piñera libera a violadores de DDHH y discute proyectos en la materia que en ningún caso beneficia a los presos políticos.

Por esta situación, los presos políticos mapuche recluidos en las cárceles de Angol y Temuco le comunicaron a Gendarmería que iniciaban una huelga de hambre con carácter de indefinida hasta que se cambien sus condiciones al interior de los penales y se les otorgue el beneficio de cumplir sus condenas al interior de sus territorios.

Es que a nivel mundial se ha evidenciado que las prisiones presentan mayores riesgos de contagio y tasa de incidencia de enfermedades infecciosas tales como influenza, tuberculosis, VIH, hepatitis B y C, entre otras (OMS, 2014). En Sudamérica el hacinamiento registra en algunos casos un 700% de sobrepoblación, lo que genera un ambiente propenso a riñas y motines que se saldan con varios muertos y heridos.

En nuestro país, la realidad carcelaria nacional genera óptimas condiciones para la expansión interna del coronavirus. Contamos con excesivas tasas de sobrepoblación como el CDP Limache, que excede casi el doble de su capacidad (189%). Asimismo, hay cárceles con instalaciones eléctricas deficientes, sin baños limpios, y una generalizada falta de atención médica especializada, o incluso enfermería. En la actualidad, solo un recinto penitenciario cuenta con hospital ( LEASUR, 2018). Además, el Tercer Estudio de las Condiciones Carcelarias en Chile del INDH de 2019, estableció que en 24 de las 40 unidades penales se aprecia algún nivel de privación de acceso al agua durante las 24 horas del día, o de insuficiencia en acceso a servicios higiénicos de forma permanente.

Por último, de acuerdo a un estudio realizado en cárceles chilenas en 2012, un 45% de la población penal presenta a lo menos una patología diagnosticada formalmente, siendo la segunda patología más común las que afectan el sistema respiratorio, predominando el asma (Osses-Paredes y Riquelme-Pereira., 2013), una enfermedad que ya ubica a la persona con factor de riesgo frente al coronavirus.

Es por eso, que además de los intentos de motines y de videos de internos pidiendo medidas básicas sanitarias, diversas organizaciones extienden una campaña internacional por la libertad de los presos políticos. Unas 70 organizaciones de derechos humanos y sitios de memoria enviaron una carta Piñera; al Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín; al Ministro de Salud, Jaime Mañalich; entre otras autoridades; solicitando que se deje en libertad a todas las personas que fueron detenidas en el contexto de la protesta social, ante el peligro, para sus vidas, del COVID19 y “teniendo en cuenta que la mayoría de ellos no cuenta con antecedentes penales y todos/as gozan del principio de inocencia”.

Propuestas del Gobierno en la materia

Piñera promulgó el indulto a la población de riesgo (mayores de edad, embarazadas, madres de bebés de no más de dos años, etc) que estén condenados (es decir excluye a la prisión preventiva) por delitos no violentos, excarcelando y dejando así con arresto domiciliario a unas 1300 personas, algo totalmente insuficiente si consideramos que la población carcelaria chilena es de unas 42 mil personas.

Por otra parte, está en discusión y se le puso urgencia a la Ley Humanitaria, que dejaría en libertad a los condenados por violaciones a DDHH durante la dictadura de Pinochet. Y ya han dejado a más de 17 violadores de DDHH liberados.

Por su parte, varios Juzgados de Garantía han decretado el cambio de cautelar a algunos presos políticos, ordenando el “Arresto Domiciliario Total” que también es una forma de privación de libertad, pero las diversas Cortes de Apelaciones, revocan muchas veces esas resoluciones continuando la prisión preventiva.

Como una medida mínima, en algunas cárceles se están haciendo test de detección temprana e impulsando algunos protocolos pero que poco o nada de efectividad tienen. Ya vimos que la restricción de las visitas no sirve de nada si tampoco hay control ni cuidado sobre los funcionarios de las cárceles que son posibles vectores de contagio.

Así, nada real que garantice justicia para los presos políticos que en su gran mayoría no están condenados siquiera porque se carece de pruebas, ni tampoco hay medidas básicas sanitarias para la población carcelaria en general.

No está demás recordar que Sebastián Piñera puede tener a tantos luchadores en prisión preventiva debido a que durante el gobierno de la hoy “Alta Comisionada de DDHH de Naciones Unidas” Michelle Bachelet, en el año 2015 reformó la Ley ordenando cumplimiento efectivo para el caso de las “bombas molotov, entre otras leyes represivas y en contra del pueblo.

¿Por qué se produce esto?

Podríamos decir que este es un problema particular del odiado Presidente Piñera, pero si bien en Chile la situación es más crítica, no deja de ser menos alarmante en distintos países, ya sea con la persecución a través de presos políticos o con la crisis carcelaria. Según reportó France 24, el sistema penitenciario brasileño tiene un déficit de 350.000 camas, lo que ha ido haciendo más crítica la situación de hacinamiento, y la atención sanitaria es precaria, según coinciden varios organismos de DD.HH. No solo en Chile los prisioneros políticos están siendo dejados en la cárcel, en Nicaragua el Gobierno de Daniel Ortega excarceló el 8 de abril a 1.700 presos comunes del Sistema Penitenciario (SPN), sin embargo “no incluyó a unas 70 personas que permanecen detenidas por protestar contra el Gobierno de Daniel Ortega”, como reportó DW en castellano.

Esto es así porque las cárceles son una institución más para mantener en funcionamiento el régimen de un Estado capitalista, así como lo son las fuerzas armadas, el parlamento, los gobiernos, etc. La clase dominante, los empresarios o burguesía, utilizan el conjunto de sus instituciones para contener la revuelta social, principalmente a través de la coerción y de la represión. Es una cárcel que como el conjunto de las instituciones, se enfoca en garantizar el principal derecho que defiende la burguesía: la propiedad privada, pero no centralmente la propiedad individual de los trabajadores que conocemos como una casa, un televisor, etc, sino la propiedad privada de las fábricas, minas, etc, con el fin de defender el negocio de los ricos. Por eso hay cárcel para los pobres pero los ricos tienen clases de éticas cuando sus robos son infinitamente mayores. Así, para garantizar esa propiedad inculcan una cultura de la necesidad de “seguridad contra el delito” cuando los principales delincuentes son los empresarios con sus colusiones y robos, cuando la delincuencia común en los barrios es fruto de una sociedad capitalista putrefacta, con esa necesidad de “seguridad” justifican su aparato represivo y dentro de ello nos inculcan que todo se resuelve con castigo mediante cárceles: Las leyes nacionales e internacionales, burguesas, dicen que las cárceles deberían servir para recuperar y no para castigar, cuando la verdad es que el real objetivo es sí castigar y punir a personas que son consecuencias de una sociedad capitalista descompuesta, hay casi nula posibilidad de re-inserción bajo este sistema, por ejemplo según el informe “Sistema carcelario en Chile: propuestas para avanzar hacia una mayor efectividad y reinserción” del Centro de Políticas Públicas de la UC, indica que el 91% del presupuesto de Gendarmería se invierte en vigilancia y custodia, y sólo el 9% restante se invierte en (re) inserción social.

Con todo lo anterior no queremos eludir el debate de qué hacer con la delincuencia común en los barrios, por ejemplo reivindicamos y creemos que es necesario que hoy algunas asambleas territoriales u organizaciones vecinales estén avanzando en autoorganización para una defensa necesaria para la delincuencia común o los llamados “domésticos” que atacan a su propia clase, ya que el aparato represor burgués obviamente para eso no ha respondido bien. Sin embargo, debemos tener claro que es necesario acabar con el capitalismo para sentar bases sociales de una sociedad que garantice salud, alimento, vivienda, educación, etc y así evitar delitos comunes, sabemos que de todas formas habrá, pero debiera ser la justicia de la clase trabajadora, con democracia obrera quien defina los rumbos a seguir, y no una justicia burguesa corrupta hasta la médula. Necesitamos dar esos debates porque hoy toda estas instituciones empresariales (como Tribunales de Justicia, las cortes, el parlamento, etc) que fueron tan cuestionadas en Chile desde el 18 de octubre y “salvada por la campana” mientras dure la pandemia, aplica toda su rabia de clase a quienes se alzaron contra ella manteniendo a miles de obreros, estudiantes, artistas, trabajadores, profesionales, cesantes, hombres y mujeres que además de vivir el peor castigo por luchar, hoy se encuentran en grave riesgo de contagio y no cuentan con mínimas medidas de salubridad para enfrentar la pandemia.

Medidas de emergencia y generales

Claramente frente a esta emergencia sanitaria se necesitan medidas extraordinarias para evitar que hayan muertes masivas, sabemos que algunos piensan que los presos por haber cometido algún delito merecen morir, sin embargo creemos que no es así, primero porque como se vio muchos presos están a consecuencia de un sistema de hambre y miseria que es injusto -otros no-, pero luego, incluso si se infecta un preso, no solo será él el afectado, pues con la pandemia puede contagiar a funcionarios de las cárceles y ellos a otras personas y así sucesivamente. En este tipo de crisis que afectan a toda la humanidad, las salidas individualistas son las que menos sirven, por eso urge un plan general.

Como medidas extraordinarias debemos exigir:

  • Libertad inmediata a los presos políticos. Como medida mínima un cambio de cautelar a arresto domiciliario para no morir.
  • Deben ser revocadas todas las prisiones preventivas de todos los presos acusados de crímenes no violentos. Estos presos deben aguardar sus juicios en libertad y bajo medidas de vigilancia extra carcelarias.
  • El indulto de Piñera que liberó a 1300 personas en factor de riesgo y condenados a delitos no violentos es insuficiente para evitar las muertes, en Latinoamérica también han muerto jóvenes, la edad no es el único elemento para ser factor de riesgo. Por eso, también deben ser puestos en libertad provisoria, libertad vigilada o prisión domiciliaria todos los condenados por crímenes no violentos con penas pequeñas, lo que significaría defraudadores, pequeños asaltantes (hurtos), y pequeños traficantes. La mayoría de ellos pobres, negros, inmigrantes y habitantes de la periferia. Un ejemplo de este tipo de medidas se vio en Irán, en donde en marzo, dejó en libertad a 54.000 prisioneros para intentar frenar la expansión de la epidemia en las cárceles del país, la medida, fue una liberación temporal que no consideró a los reos condenados a más de cinco años de cárcel o a los que están en recintos de alta seguridad, sin embargo la decisión en este país se produjo debido a la rápida propagación del virus con más de 1.685 muertos ¿Cuántos muertos en Chile quieren tener para tomar medidas por la vida?
  • Todo lo anterior excluye a los fueron condenados por crímenes donde se utilizó la violencia, como robo seguido de muerte, secuestros y asesinatos; y violencia contra la mujer, así como los asesinos militares, profesionales o agentes del Estado, torturadores, o que cometieron crímenes de lesa humanidad.
  • Test de detección masivos en las cárceles y a los funcionarios de ellas sistemáticamente.
  • Reposición inmediata de servicios básicos como agua, para combatir la propagación del virus.
  • Implementos de higiene para los funcionarios e internos, ya sea mascarilla, jabón, etc.
  • Mantener sistema de vacunas a personas privadas de libertad, funcionarios(as) y sus familias. A su vez, en caso de sospecha o contagio, aplicar protocolos de aislamiento, resguardando un trato digno a las personas. Esto debiese ser aplicado también a funcionarios(as) de la cárcel.
  • Por un plan de contención de la epidemia en el sistema carcelario, supervisado por las organizaciones estatales y las organizaciones de derechos humanos y de familiares de los presos.

Desde el Movimiento Internacional de Trabajadores, ante esta situación hacemos un urgente llamado a todas las personalidades y organizaciones sociales y políticas, a todos los Defensores de los presos políticos, a las familias y organismos creados por esta situación a unir fuerzas y levantar una sola voz: Porque la pandemia mata: ¡Libertad inmediata a los presos, medidas sanitarias en todas las cárceles!

Sabemos que todo ésto lo debemos hacer desde ya a través de una presión gigantesca a las autoridades ya sea mediante cartas, vídeos u otros como estamos haciendo desde la LIT-CI, pero la garantía más fuerte es la movilización organizada, que el pueblo trabajador chileno retome la revolución y que ésta como una de sus tareas principales luche por recuperar a sus soldados de primera línea encerrados tras la lucha.

La lucha de los trabajadores de Penta sigue fuerte

Por PSTU, Argentina

Desde hace ya más de cuarenta días, los trabajadores del Frigorífico Penta, vienen enfrentando al empresario Bruzzese. El dueño del frigorífico, en medio de la crisis económica y la cuarentena por el coronavirus, dejó en la calle y sin cobrar casi 2 meses a 240 trabajadores, siendo la carne un elemento esencial. Parece una locura.

Bruzzese cuenta con impunidad política. Hasta el momento, el gobierno de Alberto Fernández no ha planteado ninguna salida. Demostrando que, a pesar de haber decretado la prohibición de despidos y suspensiones por 60 días y la conciliación obligatoria, las patronales son las que mandan. De este modo el Gobierno está priorizando la ganancia de los patrones antes que los puestos de trabajo y la vida de los trabajadores

Se vienen desarrollando importantes jornadas de cortes y ollas populares en las puertas del frigorífico. Además de la movilización hacia el puente Pueyrredón que rompió la cuarentena y el cerco mediático. Entendemos que desde ese día, comenzaron a marcar el rumbo de otras luchas, poniendo en evidencia que sin el pan para la familia no hay cuarentena.

Otro hecho importante en la lucha fue el acto del 1ro de mayo, con olla popular en las puertas del frigorífico, organizada por los trabajadores, de la que participaron también organizaciones sindicales, sociales y políticas, siendo un ejemplo para el conjunto de la clase obrera.  

Este jueves hay una nueva audiencia “virtual”, con representantes del Ministerio de Trabajo de la Provincia, que se logró producto de la fuerza y la lucha que se está dando. No se puede aflojar, hay que profundizarla para torcerle el brazo a la patronal. 

Fortalecer la lucha con acciones

La dirección del sindicato deposita confianza en estas audiencias, sin llamar a ninguna medida de fuerza. Nosotros entendemos que esto es equivocado. Que en esas reuniones no darán ninguna respuesta si no estamos en las calles. Las negociaciones tenemos que acompañarlas con la lucha. Si esperamos sentados no lograremos nada. 

El PSTU viene acompañando y apoyando desde el primer día a los compañeros del Penta, y creemos que la Federación no puede esperar más, le tiene que poner fecha ya a un Paro Nacional del Gremio de la Carne y un plan de lucha que tenga como primer eje la reincorporación de los despedidos y el pago de los salarios adeudados. Como primera acción debería convocar a una movilización a Plaza de Mayo para que Alberto Fernández tome cartas en el asunto y haga cumplir a la patronal lo que debe. Y si Bruzzese no lo hace, que se declare de Interés Público al frigorífico, se lo expropie y ponga la producción al servicio de combatir el hambre. 

Para todo esto se hace necesario fortalecer la lucha y la unidad, construir un Grupo de Apoyo de obreros del Penta, que sirva para extender la solidaridad y que participe de las negociaciones con el gobierno y la patronal para mostrar la verdadera fuerza que hay, además de concretar el fondo de lucha para que impida que los compañeros sean golpeados por hambre y que puedan seguir participando de las acciones. 

LAS DOS PELEAS DEL PENTA

La ofensiva de la patronal del Penta es muy fuerte y para derrotarla es necesaria la más amplia unidad. Para eso es muy importante lograr buenas asambleas, donde los compañeros puedan decidir cómo continuar todos juntos. Y así evitar que nadie se “corte solo”, dividiendo. 

Pero esta lucha está demostrando que los dirigentes del Sindicato y la Federación, en vez de organizar e impulsar la lucha, buscando golpear a la patronal dónde le duele (bloqueo en su otro frigorífico La Huella, por ejemplo) está más preocupada en largas y estériles negociaciones y en su pelea con Fantini que le disputa la representación. 

No podemos negar que por detrás de esto, las patronales se juegan a quitar derechos con la complicidad de los gobiernos de turno y por eso hay que alertar y denunciar esas maniobras. Pero esto no puede confundir a los trabajadores: es la Federación quien está desorganizando y desgastando esta lucha. 

Hoy los trabajadores del Penta están enfrentando a la patronal con una dirección sindical que no quiere derrotar a Bruzesse. Los activistas deben organizarse para conformar una dirección de alternativa tomando en sus manos las tareas y exigiendo participar de las negociaciones.  

Por eso no compartimos las opiniones de los compañeros de la Lista Roja de la carne (Opinión Socialista) y la Corriente Sindical 18 de diciembre (Nvo. MAS) que si bien denuncian las maniobras patronales y de Fantini no dicen nada del papel nefasto de la actual conducción y no dicen ni una palabra de la necesidad de organización independiente de los trabajadores para fortalecer y ganar el conflicto. 

Bolsonaro, la mierda de los ricos

Mientras Bolsonaro habla de caca, dispara su ametralladora de barbaridades embistiendo contra el medio ambiente, los indígenas, la ciencia, las LGBTs, amenazando las libertades democráticas. Él también elogia a torturadores y la dictadura y dice que va a barrer del Brasil a quien se le oponga. Mientras tanto, los ricos están cada vez más ricos, y los pobres, más pobres.

Por PSTU Brasil (desde LitCi.org)

Un relevamiento de la Fundación Getúlio Vergas muestra que desde 2014, inicio de la crisis, la renta de los 50% más pobres cayó 17%. Ya la de los que componen el 1% más rico, creció 10%. De la renta nacional, los más pobres se quedan con 14%: son 71 millones de personas sobreviviendo con hasta R$ 1.200 (250 a 300 dólares aprox.). Ya los súper ricos, 1% de la población, 1,4 millones de personas, ganan R$ 140.000 por mes en media. Es una desigualdad indecente que solo es inferior a la de Catar.

En esa situación de barbarie e inmensa desigualdad, quien está riendo de lo lindo son los banqueros y los grandes empresarios, con ganancias récords. Esos no se importan con lo que Bolsonaro habla, pues lo de ellos está garantizado. Mientras habla caca, el presidente y su familia también aprovechan la farra de los súper ricos, así como los milicianos a los cuales están ligados, que se enriquecen aterrorizando al pueblo pobre y cuentan con la protección del Estado. Mientras la policía de Witzel, aliado de Bolsonaro en Rio de Janeiro, mata pobres en los morros [cerros] todos los días, las regiones dominadas por las milicias siguen intocadas.

El Congreso Nacional es aliado de Bolsonaro en la política de entrega del país a los Estados Unidos y a los especuladores extranjeros. Aunque tengan contradicciones entre ellos, Rodrigo Maia (presidente de la Cámara de Diputados, y del DEM), el PSDB y todo el llamado “centrão” [gran centro] apoyan la política de reventar a los pobres.

Guerra social

Bolsonaro, el Congreso, los banqueros y todos los capitalistas deflagran una guerra social contra los trabajadores y los más pobres. La reforma de la Previsión simplemente va a quitar el derecho a la jubilación de millones de trabajadores. Quien consiga jubilarse va a perder gran parte de su renta. La Medida Provisoria (MP) de la Libertad Económica va a sacar los domingos de descanso. Ahora quieren impulsar una reforma tributaria que profundizará este sistema en que pobres y trabajadores pagan muchos impuestos, mientras los ricos tienen exenciones y desoneración.

Para justificar esas medidas, mienten diciendo que el Estado está quebrado. En verdad, hay mucho dinero. El problema es para dónde este va. El Estado está siendo saqueado, y los pobres están siendo robados por los ricos. Bancos y empresarios aumentan sus ganancias con el quite de nuestros derechos, con el desempleo, y la mayor explotación; la falsa deuda pública desvía la mitad del presupuesto para los bolsillos de los banqueros.

Los ricos deben pagar por la crisis

Es preciso derrotar el proyecto de barbarie y dictadura de Bolsonaro. Derribar la reforma de la previsión y revocar la laboral, defender la educación y la salud públicas. Luchar contra el desempleo, el genocidio de la juventud negra e indígena, e impedir la destrucción del medio ambiente. El cielo oscuro de humo de las quemas, que se abatió sobre San Pablo, fue un preanuncio de la tragedia ambiental que el capitalismo y este gobierno provocan. Es preciso también impedir las embestidas de Bolsonaro contra las libertades democráticas.

Para derrotar el proyecto económico de Bolsonaro, Guedes y Mourão, es preciso toda la unidad de acción posible en la lucha. Y es preciso luchar.

La clase trabajadora no tiene ningún compromiso con la mantención del mandato de cuatro años de Bolsonaro y Mourão, pero tampoco sirve de nada sacar a Bolsonaro para que quede Mourão. Por eso, es preciso que la clase trabajadora avance en la construcción de una alternativa a este gobierno de ultraderecha.

Construir una alternativa socialista

Si es preciso unificar en la lucha a todos los que estén contra estos ataques de Bolsonaro, es muy necesario afirmar una alternativa socialista, de los trabajadores, a la crisis. Eso pasa por rechazar las falsas alternativas que se construyen a derecha, como Doria (PSDB) y Luciano Huck, como también el viejo proyecto de conciliación de clases del PT. Son alternativas, por un lado, neoliberales, y por otro, de “mal menor” capitalista. El PT propone la reedición de la política que nos trajo adonde estamos.

Un proyecto que pretenda sacar al Brasil de la crisis, acabar con la decadencia del país y la destrucción del medio ambiente precisa, de cara, defender la suspensión inmediata del pago de la deuda pública y hacer su auditoría. Algo que el PT, o incluso el PSOL, están lejos de defender. Es necesario incluso prohibir los despidos, reducir la jornada de trabajo sin reducir los salarios a fin de generar empleos y aumentar el salario mínimo hasta el mínimo del Dieese [Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos], hoy en R$ 4.000. Precisamos de un plan de obras públicas que, al mismo tiempo que genere empleos, enfrente problemas como la vivienda y el saneamiento. No da para enfrentar la crisis, desde el punto de vista de los trabajadores, sin enfrentar a los banqueros y grandes empresarios, ¡En fin! El 1% de ricos que, junto con las multinacionales, roban el país, a los trabajadores y a la mayoría del pueblo.

El problema es que ese Estado sirve a los ricos y su lógica es la de aumentar los efectos de la crisis contra los de abajo, por eso, dentro del capitalismo, lo que nos espera es más miseria y explotación.

Precisamos de una revolución socialista, que destruya este sistema y construya en la lucha otro tipo de Estado, democrático de verdad, basado en consejos populares, organizados en las fábricas, en los lugares de trabajo, en las periferias, donde los trabajadores y el pueblo pobre puedan gobernar.

Artículo publicado en http://www.pstu.org.br

Traducción: Natalia Estrada.

El falso nacionalismo de Bolsonaro y los intereses imperialistas en la Amazonia

Las quemas en la Amazonia adquirieron una dimensión mundial. Movilizaciones de la juventud, trabajadores, intelectuales, artistas, científicos, y millares de personas ganaron las redes sociales y las calles de varias ciudades del Brasil y del mundo.

Por Jeferson Choma (desde LitCi.org)

Presionado por la ola de protestas, Bolsonaro hizo un pronunciamiento en red nacional de TV y prometió combatir los incendios con ayuda de los militares. Recibió cacerolazos de norte a sur del país. No hay ninguna razón para creer en las palabras de este gobierno que recientemente legalizó un gran paquete de agrotóxicos para uso extensivo, muchos de ellos prohibidos en todo el mundo. Un gobierno que estimula a grandes estancieros, garimpeiros y madereros a invadir tierras indígenas y Unidades de Conservación.

No por casualidad, un grupo de estancieros, madereros y grilleros [los que se apoderan de tierras sin escritura de propiedad] promovió el “día del fuego” en la BR-163 [autopista] para mostrar a Bolsonaro que apoya sus ideas de aflojar la fiscalización del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama). ¿Cómo creer en un gobierno que cambió el respetado Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) por una empresa estadounidense para hacer el monitoreo de las quemas? Definitivamente, no da para tomar en serio un gobierno que deja solo tres funcionarios del Ibama para hacer la fiscalización en Altamira (Pará), la ciudad que más desmonta en el país, o que incluso dice que preservar el medio ambiente “es cosa de vegano”. Después recibió a los gobernadores de la Amazonia Legal y no dijo casi nada sobre los incendios. Solo reafirmó su compromiso de no demarcar ninguna tierra indígena. Por lo tanto, las promesas de Bolsonaro son tan falsas como las estatuas de la libertad de las Tiendas Havan [negocios de electrodomésticos, electrónicos y decoración de venta al por mayor, que posee una réplica de dicha estatua en su entrada].

Bolsonaro y los militares: lacayos de Trump

Y lo peor es que las bravatas de Bolsonaro fueron acompañadas por las fanfarronadas de sus generales. El general Villas Bôas, por ejemplo, escribió en una red social que Francia no tiene “autoridad moral” para tratar el asunto, y habló sobre “amenazas de empleo de poder militar” sobre la base de lo dicho por el presidente francés.

Ahora, los militares son cómplices del entreguismo de Bolsonaro. Son parte del desmonte de todos los órganos de fiscalización, como el Ibama y el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio). Basta recordar que el ministro del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), general Augusto Heleno, criticó el Inpe, que indicó aumento de más de 80% en el desmonte de la Amazonia solamente en este año. Dijo que “sería conveniente que nosotros no alardeásemos eso”. Hubo hasta un general del equipo del gobierno que dijo: “En mis tiempos no había Ibama para hinchar las pelotas”.

Pero es preciso hacer una corrección. Los militares no son solo cómplices de la destrucción y de la entrega de la Amazonia a los Estados Unidos. Ellos fueron artífices de todo esto. La dictadura militar presentó una nueva visión para explotar la región y fue responsable por la internacionalización de la Amazonia.

La dictadura reforzó el papel de sumisión del Brasil frente a los países imperialistas. Los militares hicieron caminos y abrieron acceso a los recursos naturales de la región a los grupos económicos nacionales e internacionales. Provincias mineras, como la Serra dos Carajás, fueron expuestas a grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, como la U.S. Stell, la gran minera estadounidense. Contrataron un relevamiento de aerofotogrametría de una empresa de Estados Unidos, cuyos datos fueron a parar a manos de la U.S. Stell, que “descubrió” Carajás, la mayor provincia mineral del planeta en la época.

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Recibieron de brazos abiertos al multimillonario norteamericano Daniel Keith Ludwig, un maníaco que ganó de presente de los militares un área del tamaño de Sergipe casi 22.000 km2), localizada entre el Amapá y el Pará. Así, Ludwig pasó a controlar un área con 290 millones de toneladas de bauxita. “Cuando ocurre el golpe del 64, el primer presidente de la dictadura, Castelo Branco, llama para él y dice: ‘puede venir que ahora el Brasil es un país seguro’”, recuerda el profesor de la Universidad Federal del Pará, Gilberto Marques, en entrevista del programa Opinião (https://www.youtube.com/watch?v=kEQhITInKU0&t=27s).

Por lo tanto, los militares de Bolsonaro no tienen ninguna “autoridad moral” para hablar en defensa de la Amazonia o de soberanía nacional. No pasan de miembros de un gobierno lacayo de Trump, que bate continencia para la bandera de los Estados Unidos.

Macron también es imperialista

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, antes de la reunión del G7 dijo, en un pronunciamiento en la TV, que la Amazonia es un “bien común”, y pidió la movilización de los países centrales del capitalismo contra el desmonte. El político francés evocó el viejo discurso sobre la “internacionalización de la Amazonia”, que corre suelto hace años en los medios diplomáticos y en la gran prensa mundial.

En la reunión del G7, los países que dirigen el capitalismo mundial dijeron que concuerdan con “ayudar” en el combate a las quemas de la Amazonia. Son como buitres que sobrevuelan la carroña.

En el pasado, el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore; el ex presidente de Francia, François Mitterrand; y Henry Kissinger, viejo lobo del imperialismo estadounidense y ex consejero de varios presidente de los Estados Unidos, dieron declaraciones semejantes a la de Macron sobre la necesidad de que el Brasil “acepte una soberanía relativa sobre la Amazonia”.

Este tipo de declaración merece repudio, se trata de una injerencia en nuestra soberanía, que evoca el mito de la internacionalización para ocultar un fuerte deseo colonial de las naciones imperialistas por apropiarse de las riquezas de la Amazonia.

Es también de una hipocresía titánica, como si los países centrales del capitalismo no tuviesen nada que ver con la destrucción de la Amazonia. Si la historia de la Amazonia es la historia del saqueo y del genocidio de su gente, cabe recordar que eso fue realizado por grandes empresas extranjeras, asociadas al capital nacional y al Estado brasileño.

La Francia de Macron, vale recordar, todavía mantiene una colonia política en la Amazonia, que es la Guayana francesa, un territorio que detenta enormes reservas de oro, prontas para ser explotadas.

Bolsonaro dijo que Macron tiene “‘mentalidad colonialista”, como si sus aliados como Trump o Israel no la tuviesen. Pero él mismo ataca a los pueblos indígenas y quilombolas, mientras revela su mentalidad de colonizado cuando dice que va a explotar la Amazonia con los Estados Unidos. “Cuando estuve ahora con Trump, conversé con él que quiero abrir para explotar la región amazónica en asociación”, dijo el colonizado el 8 de abril pasado.

Actualmente, existe en la Amazonia un total de 52.974 zonas mineras cubriendo un área de 1.6 millones de kilómetros cuadrados. La mayor parte de las zonas de interés minero está en fase de solicitación (50,8%). El Brasil abarca aproximadamente 80% de esas áreas.

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El capital extranjero explota la mayor parte de los recursos minerales, con consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la población. Un ejemplo es la Hydro Alunorte, en Barcarena (Pará), una empresa noruega que arrojaba desechos de bauxita clandestinamente en los ríos e igarapés de la región. En febrero de 2018, el Instituto Evandro Chagas (IEC) divulgó el resultado de los estudios confirmando la contaminación en diversas áreas de Barcarena, provocada por los “gatos” [“desvíos” ilegales] clandestinos de la Hydro. Solo para recordar, Noruega, que es propietaria de la Hydro, es aquel mismo país que financia el llamado “Fondo Amazonia”.

Los planes de minería son acompañados por los planes de expansión energética sobre los ríos de la Amazonia brasileña. Son obras bancadas por el dinero público que tienen por finalidad ampliar los emprendimientos de prospección y explotación minera en la región, en los próximos años. El caso de Belo Monte es bien ejemplar de los terribles efectos socioambientales de tales proyectos. Planificada por la dictadura militar y construida por los gobiernos del PT, la hidroeléctrica resultó en la expulsión de comunidades campesinas e indígenas, en obreros superexplotados, mientras Altamira se volvía la ciudad más violenta del Brasil.

Se estima también que 71 empresas petroleras están presentes en la Amazonia sudamericana, destacándose las grandes corporaciones internacionales. La privatización de la Petrobras, pretendida por Bolsonaro, permitirá que las petroleras extranjeras se hagan con todo el petróleo y el gas contenidos en el subsuelo amazónico.

Doble política del imperialismo para la Amazonia

Pero la Amazonia no es solo una inmensa selva y una inmensa cuenca hidrográfica, también posee un patrimonio de conocimientos poco estudiado y conocido. Se estima que la selva concentre 15% de las especies de toda la Tierra. Las naciones imperialistas saben de la importancia de esa enorme riqueza. Saben que son como libros aún no leídos, y por eso no están a favor de convertirla totalmente en carbón y pasto, como pretende Bolsonaro y sus aliados.

Los países centrales del sistema capitalista desarrollaron estrategias para apropiarse de recursos genéticos de las selvas tropicales. Áreas de gran biodiversidad biológica estarían sujetas a la acción del imperialismo para ser protegidas y servir como reserva de valor, bancos de germoplasma (material genético de uso inmediato o con potencial de uso futuro), al servicio de la industria farmacéutica y de cosméticos. Por eso, Noruega y Alemania, por ejemplo, financian el Fondo Amazonia. Por esa misma razón, buena parte de las políticas de preservación ambiental del Brasil en estos últimos años fue bancada por el Programa Piloto para la Protección de las Selvas Tropicales (PPG-7), considerado uno de los más influyentes programas en que lo que se refiere a la formulación de las políticas públicas para la conservación del medio ambiente en el país. Financiado por los gobiernos de los países del G7, Países Bajos y la Unión Europea, el programa tenía sus fondos coordinados por el Banco Mundial.

En la Amazonia se desarrollan estrategias para obtención de informaciones genéticas, incluyendo ahí la etnobiopiratería, o sea, la apropiación del conocimiento sistematizado por pueblos indígenas y comunidades campesinas tradicionales. El geógrafo Carlos Walter Porto Gonçalves explica este proceso de creación de lo que llama “latifundio genético”, sostenido por el robo de los saberes tradicionales: “No es la planta o el animal que se lleva simplemente, sino sí la información construida por un determinado pueblo por medio de su cultura. Así, hablar de biopiratería es olvidarse de los probables derechos que tendrían las poblaciones que tradicionalmente tejieron sus conocimientos en íntima relación con los ecosistemas”. (La globalización de la naturaleza, y la naturaleza de la globalización, p. 317).

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Esta política está asociada a la solución social-liberal de la llamada “economía verde”, propuesta por gente como Marina Silva [ex siringuera de los tiempos de Chico Mendes y Osmarino Amâncio y ex ministro del Medio Ambiente, hoy afiliada al partido burgués Rede] y por la Red Globo. Se trata de una política ambientalista marcada por la mercantilización de los recursos de la selva y que exalta las soluciones de mercado para supuestamente salvar el medio ambiente. Ejemplos de esa política son la concesión de selvas públicas para el sector privado, la certificación “sustentable” de productos como la madera de las selvas tropicales y la implementación del programa de Reducción de Emisiones por Desmonte y Degradación de la Selva (REDD), que solo sirve a los intereses del capital financiero.

Lamentablemente, una parte de las ONGs sirve a ese objetivo y es financiada por esos recursos. Pero es preciso recordar que no todas las ONGs que actúan en la Amazonia actúan de esa manera. Muchas de ellas organizan comunidades campesinas e indígenas que luchan por sus territorios.

En resumen, hay una doble estrategia llevada a cabo por el imperialismo en la Amazonia: al mismo tiempo que explota los recursos minerales y petrolíferos de la región, con el apoyo de los gobiernos y del Estado, defiende la “conservación” de algunas áreas, como bancos de germoplasma, visando la explotación futura de los recursos naturales. Quedarse con todos esos recursos es lo que está por detrás de la historia mal contada sobre “internacionalización de la Amazonia”.

La mayor selva del planeta no dejará de estar amenazada, y el Brasil y el mundo no estarán libres de la posibilidad e inminencia de una catástrofe ambiental, mientras no superemos el sistema capitalista que destruye la Amazonia y convierte sus recursos en mercadería, y su territorio en propiedad privada. Precisamos de una sociedad socialista donde toda la gran biodiversidad biológica y el conocimiento tradicional de los pueblos de la selva estén al servicio del bien común de la humanidad. Una sociedad que no esté volcada a la ganancia y la acumulación de capital de un puñado de multimillonarios, como hacendados, banqueros y mineras.

Artículo publicado en www.pstu.org.br

Traducción: Natalia Estrada.

¿Estamos ante el inicio de una nueva recesión mundial?

La semana pasada hubo una caída en las bolsas de todo el mundo y el PIB de Alemania, la principal economía de Europa, ya presenta números negativos. La mayoría de los analistas económicos se preguntan si ya no estamos en el inicio de una nueva recesión de la economía mundial.

Alejandro Iturbe (desde LitCi.org)

La bolsa de Wall Street sufrió una de sus peores caídas en años, con picos negativos en las empresas de los sectores energético (-4,12%)  y financiero (-3,57%) [1]. Un dato técnico es que la rentabilidad de los bonos del Tesoro a diez años cayó por debajo de la de los títulos a dos años (lo que se llama “inversión de la curva de rendimientos”), algo que no ocurría desde 2007 y que es considerado como indicativo de una dinámica recesiva [2].

En Europa, los principales índices cerraron en rojo: el de la bolsa de Londres perdió 1,13%, el de Frankfurt retrocedió 0,7, el de París terminó con un negativo de 0,27 [3]. En Asia, la bolsa de Tokio cerró con una fuerte baja de 1,21%, y Singapur se contrajo otro 1,2%, mientras que en Sidney (Australia) el mercado cayó 2%.

Los datos estructurales también muestran una dinámica cada vez más lenta. “El gobierno chino divulgó que su producción industrial se expandió 4,8% interanual en julio, el crecimiento más lento de este indicador desde febrero de 2002, lo que evidencia la debilidad de su demanda doméstica en plena disputa comercial con EEUU” [4].

Por su parte “El PIB de la eurozona (países de Europa con el euro como moneda) creció 0,2 % en el segundo trimestre, la mitad que en los tres meses previos” [5]. En ese marco, la producción industrialestá en caída (-1,6 %) y, tal como señalamos, el PIB de Alemania, presenta números negativos: -0,1%.

La economía estadounidense está un poco mejor que la europea, pero, al igual que en los últimos años, no consigue “acelerar en subida”: está condicionada por factores estructurales y también por los coyunturales (el fin del efecto de la rebaja impositiva a las empresas), así como por la indefinición política sobre si Trump será reelecto. El propio Trump tuiteó contra la política de tasas de la Reserva Federal de su país (la “inversión de la curva de rendimientos”) porque conspiraba contra la dinámica de la economía [6].

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Los factores detonantes

Casi todos los organismos económicos y financieros de la burguesía en el mundo creen que esta dinámica recesiva es prácticamente inevitable. Basta ver, por ejemplo, los informes y pronósticos, a lo largo de este año, en las páginas del FMI, del Banco Mundial, de la OCDE y del departamento financiero de la ONU.

Todos ellos consideran una serie de factores y procesos que contribuyen en esa perspectiva. En primer lugar, la guerra comercial-tecnológica entre Estados Unidos y China. En segundo lugar, las consecuencias negativas del Brexit cada vez más “traumático” (la salida del Reino Unido de la Unión Europea). En tercer lugar, ahora se ha agregado el derrumbe abierto de la economía y la moneda argentina, luego de la contundente derrota electoral del gobierno de Mauricio Macri.

Cada uno de estos procesos tiene, sin duda, un impacto negativo sobre la dinámica de la economía mundial: la guerra comercial-tecnológica entre Estados Unidos y China enrarece al extremo el clima del comercio mundial; el Brexit acabará perjudicando las economías de ambas partes y la situación argentina comienza a influir sobre Latinoamérica, en especial sobre el Brasil, la principal economía de la región.

Una gran tormenta de fondo

Sin embargo, con toda su importancia en el momento actual, estos procesos deben ser considerados como expresiones de problemas muchos más estructurales de la economía mundial y, en este sentido, como posibles detonantes de una caída mucho más profunda que una recesión cíclica.

La crisis económica mundial que estalló en 2007/2008 es considerada la peor desde el crack de 1929 y tenía una dinámica devastadora para el capitalismo imperialista, en el marco de un proceso de acumulación cada vez volcado a la especulación y el parasitismo. Por eso, la consideramos como el inicio de lo que Trotsky denominaba una serie o curva descendente de ciclos [7]. Esta curva descendente, para nosotros, se mantiene hasta hoy.

Esta crisis amenazó derribar el sistema bancario financiero-mundial, hoy en el centro de la dinámica de esa acumulación. Los gobiernos imperialistas y de los países no imperialistas más fuertes inyectaron cantidades absurdas de dinero para salvar ese sistema (las famosas “inyecciones de liquidez”).

Consiguieron evitar así la quiebra y detener la dinámica de “plano inclinado” de la producción y el comercio mundial. Pero lo hicieron a un doble costo. Por un lado, los bancos e instituciones financieras tomaron ese dinero para cubrir sus pérdidas y recapitalizarse, mientras su efecto sobre la producción real fue muchísimo menor que los volúmenes de dinero inyectado. Por el otro, se fue armando lo que se llama la “burbuja de las deudas”: los Estados, empresas y familias tienen deudas que triplican la base productiva real.

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La curva descendente a la que nos hemos referido y este camino elegido por capitalismo imperialista como salida para los peores momentos posteriores a 2007-2008 son los que explican que, desde entonces, si bien hubo algunos ciclos de recuperación, estos fueron muy débiles. Explica también los temores de los economistas burgueses que estos hechos (guerra comercial-tecnológica, Brexit, derrumbe argentino) abran no solo una recesión cíclica sino una depresión (caída mucho más profunda y prolongada que una recesión) igual e incluso superior a la anterior.

Podemos graficar la situación diciendo que el capitalismo imperialista es como un motor semifundido. La burguesía no es capaz de cambiar el motor y tiene profundas dificultades para hacer una rectificación completa del actual, tanto por su propia conformación estructural como por la lucha de clases que debe enfrentar. Entonces, apeló a ponerle muchos litros de “aceite pesado” y el motor anduvo un poco más. Pero ahora está en peores condiciones que antes y ya se gastó casi todo el aceite pesado. Cada uno de los procesos analizados son expresiones de ese motor que ratea, expide humo de aceite quemado y amenaza pararse.

Habrá ataques aún más duros a los trabajadores y a las masas

Esta situación de la economía mundial tiene importantes efectos en el terreno político. Por un lado, agudiza la pelea entre los diferentes sectores burgueses a nivel internacional y nacional por la disputa de los mercados, la apropiación de la plusvalía, y por el control del Estado y de los gobiernos. Estas fracturas interburguesas son positivas para los trabajadores porque, como decía Lenin, abren grietas que favorecen la posibilidad de luchas y su desarrollo.

Sin embargo, en el marco de su feroz disputa, hay algo en que todos los sectores burgueses tienen acuerdo: atacar aún más a los trabajadores y las masas para descargar sobre sus espaldas el costo de la crisis y, más profundamente, intentar “rectificar el motor” de la economía capitalista llevándolo a un nivel superior de superexplotación.

Por eso, aumentan aceleradamente los despidos y el desempleo; se atacan o directamente se eliminan conquistas como la extensión limitada de la jornada de trabajo, los descansos semanales, las vacaciones y la jubilación; se reducen al mínimo los servicios sociales de los Estados, y recrudece la represión a las luchas de los trabajadores y las masas. Todos los gobiernos burgueses, sean de derecha o falsamente “populares”, no tienen otra alternativa que ser punta de lanza de esos ataques. Por su parte, para los trabajadores y las masas no queda otra alternativa que luchar ferozmente contra esos ataques, en una batalla que tiene mucho de supervivencia. En caso contrario, la perspectiva será de muchísimo sufrimiento.

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La realidad actual vuelve a plantear la absoluta imposibilidad de “humanizar” el capitalismo desde adentro, como nos plantea gran parte de la izquierda mundial, y de su consecuencia lógica: “radicalizar la democracia [burguesa]”. Algo que también nos proponen los sectores burgueses populistas.

El camino de la lucha surge, como vimos, de una necesidad de supervivencia para los trabajadores y las masas. Un camino que cada vez más plantea como tarea, a la vez urgente y estratégica, la revolución obrera y socialista para derrotar al capitalismo imperialista y cambiar desde su raíz este sistema putrefacto y enemigo de la humanidad.

Notas:

[1] https://www.nytimes.com/2019/08/14/business/stock-market-today-bond-market.html?te=1&nl=boletin&emc=edit_bn_20190815?campaign_id=42&instance_id=11650&segment_id=16182&user_id=00d43cf2b74587eee8cd749aa535ec7f&regi_id=7524510220190815

[2] https://www.cronica.com.ar/mundo/Se-desplomaron-las-principales-bolsas-del-mundo-por-temores-de-una-recesion-global-20190814-0053.html

[3] https://www.infobae.com/america/mundo/2019/08/15/los-mercados-europeos-abrieron-en-rojo-tras-la-jornada-de-fuertes-perdidas-en-wall-street/?fbclid=IwAR1BlE8cctTeflCZrPM3btPiG1rnddN-JKdLtdyv3sg5aLavvgbQ7znuxdg

[4] Ídem.

[5] https://www.elimparcial.es/noticia/203996/economia/el-temor-a-una-nueva-recesion-hace-caer-las-bolsas-de-todo-el-mundo.html

[6] Ídem.

[7] Ver el artículo “La curva del desarrollo capitalista” (1923) en:

https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1923/junio/21.htm

La clase trabajadora y la izquierda ante el colapso social y ecológico del capitalismo

A 100 años de la fundación de la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky…a propósito de la posibilidad del “colapso socioecológico” capitalista, hacemos un llamado público revolucionario urgente a los trabajadores de a pie, organizados o no, industriales y de los servicios, jubilados y desempleados, de los países imperialistas y países semicoloniales, América del Sur, del Centro y el Norte, África, Asia, Oceanía y Europa; también a los activistas y dirigentes de los partidos de izquierda; corrientes internacionales, centrales obreras, sindicatos, movimientos sociales y asociaciones; científicos, intelectuales y artistas; mujeres, negros e inmigrantes, indígenas y campesinos; estudiantes, jóvenes y niños; lgbti’s, presos políticos y parias, personas con discapacidad y oprimidos en general.

Hay que matar al imperialismo para que el género humano pueda continuar subsistiendo[1], LEÓN TROTSKY.

En su agonía, el capitalismo amenaza llevar junto con él la humanidad a la tumba”[2]NAHUEL MORENO.

Por Juana Ceballos (desde LitCi.org)

El capitalismo imperialista decadente en estas primeras tres décadas del siglo XXI es un infierno real para billones de animales domésticos y salvajes y la naturaleza, al igual que para los miles de millones de trabajadores y sectores populares y oprimidos. Este sistema nos está llevando al simple y llano pero complejo “colapso civilizatorio”.

El calentamiento climático en aumento y aceleración promete sobrepasar más de 1.5 y 2°C grados en una espiral catastrófica respecto a la era preindustrial en las próximas décadas[3], las emisiones récord actuales de dióxido de carbono (CO2) en más de 415 pmm y gases de efecto invernadero, como hace 3 millones de años no se veía, están afectando los ecosistemas, la agricultura, la salud pública y la vida material humana[4].

Hay proceso en curso e hipotético de lo que algunos científicos llaman la 6ta extinción masiva de especies, al menos 1 millón en peligro actual y descenso real de un 60% de fauna silvestre en los últimos 40 años. El aumento del maltrato animal estructural y la cría industrial intensiva de ganado, la deforestación y algunos agroquímicos dañinos y OMG, con costes negativos para ellos y las plantas, para la naturaleza y para los propios trabajadores y consumidores.

La perspectiva desigual y combinada de agotamiento y finitud del petróleo en las próximas décadas[5], el gas y en mucha menor medida el carbón contaminante. El boom y declive de las commodities, su impacto en los precios internacionales y las regalías nacionales, las dificultades de transición y “plan B” para una nueva e inédita matriz energética material “renovable” después de 2 siglos de capitalismo industrial y siendo más de 7.6 mil millones de humanos con perspectiva de crecer 2 o 3 mil millones más, después del 2050 y a finales del siglo.

La ausencia de medidas efectivas (¿Geoingeniería sola…? ¿Tratado de París y Protocolo de Kioto…? ¿Objetivos del Milenio y Desarrollo Sostenible…?) y el carácter suicida de los gobiernos capitalistas de la ONU y el empresariado mundial para lidiar con el cambio climático crónico y multidimensional que ya está afectando de decenas de miles de personas y trabajadores en urbes, zonas costeras y campos por doquier.

Todos estos procesos complejos, desiguales y combinados, están relacionados íntimamente con la sobreproducción capitalista, la explotación irracional de la naturaleza y su destrucción antiecológica para la tasa de ganancia y la acumulación del capital como fin en sí en toda la sociedad mundial. La crisis ambiental y ecológica se conjuga e interrelaciona con una serie de crisis cíclicas económicas de corte comercial y financiero, locales, regionales y globales (2007-2008, la más reciente y de magnitud de la del 29; hipótesis de una nueva recesión mundial en los prox. 5 años o década), planes de ajuste y privatización de los servicios sociales (agua, luz, gas, electricidad, salud, vivienda, educación, pensiones, etc), las guerras imperialistas y capitalistas por los recursos naturales y sociales.

Las secuelas de todo esto y afectación a nuestra clase social son la fractura neocolonial del Norte-Sur; la desnutrición, el hambre y la sed; el desempleo, los salarios precarios, carestía material y desigualdades sociales multimodales; éxodos migratorios colosales y afecciones a la salud pública; destrucción de territorios y hábitats, deudas hipotecarias y déficit de vivienda popular; asesinatos y torturas, violencias multimodales y opresiones (género, sexual, racial, etc); corrupción institucionalizada; etc. Los padecimientos de ansiedad climática, estrés laboral y síndrome burnout, trastornos mentales y psicológicos, enfermedades ocupacionales y físicas, suicidios y adicciones, etc, son la muestra de esta decadencia y barbarie capitalista, profundizada como nunca antes.

Todo esto pone en serio riesgo civilizatorio, como nunca antes y de modo inédito, la liberación social integral y necesidades materiales de los trabajadores y sus aliados populares, la especie humana y el resto de especies animales y vegetales del planeta. En aras de abordar los problemas más urgentes e inmediatos de la humanidad, los «materiales», es menester que los trabajadores y sus vanguardias estudien, conozcan y analicen críticamente, toda una serie de teorías socionaturales y evidencias empíricas sobre riesgos civilizatorios y peligros globales, colapsos socio ecológicos, tipos de crisis sistémicas, transiciones de sistemas complejos y posibilidades de extinción, escenarios de gestión de recursos y entropías, crisis capitalista y transiciones post-capitalistas, de autores tales como:

Paul Crutzen, Will Steffen y James Hansen, Mark Lynas; Jared Diamond, Joseph Tainter y Luke Kemp; McAnany Patricia y Norman Yoffee; Pablo Servigne y Raphaël Stevens, Raphael Stevens, Carlos Taibo, Manuel Casal Lodeiro, Renaud Marcovaldo;  Antonio Turiel Martínez, Ferran Puig Vilar, Richard Heinberg, Antonio García-Olivares, Dmitry Orlov; Jorgen Randers, Dennis Meadows y William Behrens, Giorgos Kallis;  Emilio Santiago Muiño, Jorge Reichmann, Ramón Fernández Durán, Alberto Matarán y Oscar Carpintero; Ramon Sans Rovira y Elisa Pulla Escobar; Richard Wolff, Michael Roberts, David Harvey, Wolfgang Streeck; Miguel Fuentes y Manuel Baquedano Muñoz; Eric A. Schutz, Michael Löwy, John Foster, Christian Stache, Andreas Malm, Fred Magdoff, Daniel Tanuro, etcétera.

El imperialismo decadente, a veces llamado neoliberalismo, ha hecho aparecer, como nunca antes en la historia pero semejantes a otros tiempos de transición, versiones de socialismos utópicos por doquier (v.g. decrecentistas; ecosocialistas; neoanarquistas, primitivistas, indigenistas y comunitaristas; posmodernistas, etc) y también no pocos capitalismos utópicos y distópicos (v.g. tecnolátricos verdes neoliberales; colapsistas; ecofascistas; neomalthusianistas y neodarwinistas, escatologías religiosas y apocalípticas, etc). Ese menester que el socialismo científico en reconstrucción, el marxismo revolucionario disipe la apariencia de la realidad, conozca, reabsorba los contenidos materialistas y critique estas ideologías, pero sobre todo, ofrezca una alternativa de transición anticapitalista a la clase obrera mundial y los pueblos oprimidos.

Todas estas teorías socionaturales interdisciplinares con distintos sesgos e intereses de clase, pronósticos, evidencias empíricas y modelos de sociedad, estudian las transiciones y magnitudes de las crisis sistemáticas. El marxismo, patrimonio cultural de la clase obrera mundial, es el pionero de estos estudios materialistas y el único que está a la altura del análisis científico y la política revolucionaria, al indagar las causas materiales y subjetivas, desiguales y combinadas, de la transición de un modo de producción a otro en determinadas zonas geográficas y sistemas, períodos históricos y épocas, por distintos factores concretos, particularidades y generalidades, inclusive cambios de regímenes políticos, caídas de gobiernos y las revoluciones en la naturaleza, las ciencias y la sociedad. El rol de la lucha de clases y las contradicciones de las relaciones sociales de las fuerzas productivas (naturaleza, seres humanos y técnica) en todos estos procesos como una totalidad viva y compleja.

El marxismo revolucionario fue la primera corriente sociopolítica y científica que mostró una teoría del colapso del capitalismo verificable basado en el desarrollo objetivo de las fuerzas productivas del capital, los límites históricos[6] de sus fuerzas destructivas y las relaciones sociales entre las clases actuantes y sus condiciones materiales de existencia. Las crisis cíclicas de valorización catastróficas de sobreproducción y sobreacumulación, el factor subjetivo social y político crucial de las revoluciones proletarias y populares con partidos organizados de clase y masas movilizadas en una guerra social prolongada (ahora estamos llegando a las «últimas batallas»). El trabajo como sepulturero activo del capital y el capital mismo en factor objetivo de crisis social (y ahora de crisis natural: «cambio climático antropogénico») en la lucha de clases económico-política de guerras, crisis y revoluciones.

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No en vano nos llamaron ‘catastrofistas’[7] y otros epítetos por señalar con objetividad la crisis estructural capitalista y sus estragos, pero estamos dejando de ser un demodé y algunos sectores de opinión pública empiezan a hablar del colapso civilizatorio de la civilización industrial contemporánea, del sistema capitalista existente, incluso a representar y consumir en las artes estos escenarios, dados los desastres ambientales y tragedias sociales que a diario se ven en los medios, se viven y se estudian sus causas. Pero las derrotas, errores sectarios y rezagos programáticos, nuestra ceguera ignorante y negacionismo, ya tienen un costo político inmenso y también un beneficio, según la ley del desarrollo desigual y combinado, si abrimos los ojos de una vez por todas y reconocemos nuestros errores y los corregimos, a pesar de la tardanza.

Si los trabajadores no luchan con más tesón y se rebelan lo más pronto antes, durante y después del posible proceso de colapso socioecológico del capitalismo, su crisis civilizatoria…estamos re-jodidos. El retraso contrarrevolucionario que supuso el stalinismo en el siglo XX y la derrota del proletariado mundial con la restauración capitalista en Europa del Este, el Sudeste Asiático y el Caribe, tiene costes históricos. Vamos a la profundización (ya la estamos viviendo) de la barbarie contra la clase obrera y los sectores populares, sobre todo en los países semicoloniales pero también en los imperialistas. Vamos a holocaustos masivos de pobres y la posibilidad real de la auto-extinción humana o una supervivencia de unos pocos, en su mayoría capas ricas y sectas ecofascistas.  Si el proletariado y su vanguardia de clase no conquistan el poder político en algún país en las próximas décadas y este siglo, abriendo un nuevo Octubre rojo global, es probable que, por mor de la crisis socioecológica, la civilización humana colapse, se degrade y finalmente se extinga. El triunfo de la barbarie.

Esta es la nueva magnitud del «peligro inminente» (dice el científico de la NASA, Joseph Hansen) y queda poco tiempo, muy poco tiempo, en términos históricos (contrarreloj, contratiempos). Cada año, quinquenio y década que pasa sin un cambio revolucionario, sin una Revolución de Octubre y la tardanza, postergación, conjuración o desviación desde la segunda posguerra de numerosos procesos revolucionarios, es más y más catastrófica en términos sociales y ambientales: “Los pueblos del mundo tendrán que pagar con nuevas guerras y revoluciones los crímenes históricos del reformismo” (Trotsky, La revolución traicionada, 1936). Tengamos absoluta consciencia de ello y del peligro inminente, preparémonos para lo que venga, sea lo que sea. Vivimos en tiempos en que no hay ya nada que perder y sí todo que dar. Ningún momento en la historia fue tan necesario y urgente el instrumento partidario (la Internacional) y las organizaciones de masas combativas (movimientos) por la resistencia, la revolución social y las condiciones materiales de existencia básicas. Nuestra última oportunidad de vencer.

Nahuel Moreno advertía ya en 1982 con literalidad materialista en una conferencia internacional de dirigentes revolucionarios de más de 15 países en la ciudad de Bogotá, Colombia: “En su agonía, el capitalismo amenaza llevar junto con él la humanidad a la tumba. O, en el mejor de los casos, hundir a la gran mayoría de ella en un abismo sin fondo, de barbarie, miseria y degradación…sólo es posible formular los más negros pronósticos [objetivos], si la revolución socialista mundial no logra revertir este proceso [destructivo]” (Véase, Tesis de Fundación de la LIT-CI, #11982)[8].

Pese a la urgencia e impaciencia sensata, no hay que dejarse llevar por el nihilismo y derrotismo, el pesimismo e irracionalismo, tan característico de las fracciones pequeñoburguesas y burguesas degeneradas. Sobre todo, sucumbir y capitular a la ceguera y retraso ideológico de las direcciones tradicionales y emergentes del movimiento de masas y la izquierda. Su anticientifismo idealista y desprecio por la teoría revolucionaria, electoralismo e inmediatismo gremialista, su programa mínimo democratizante y de acción a corto plazo, nos lleva a derrotas estratégicas. Estas direcciones traidoras, negacionistas e ignorantes (tanto reformistas como centristas; tanto pequeñoburguesas como obreras[9]) constituyen un serio obstáculo en la lucha contra los gobiernos del capital y la burguesía en tanto que clase, la lucha por el poder obrero-popular y la preparación para enfrentar el colapso capitalista en un periodo de transición tortuoso e impredecible.

Siguiendo a León Trotsky, hoy es más que necesario y urgente una revolución antiburocrática al interior de las organizaciones sociales y políticas de los trabajadores. Un programa obrero revolucionario de transición actualizado y de combate, una nueva internacional proletaria de partidos antisistema y movimientos –como la III Internacional fundada hace un siglo, en 1919– para la revolución socialista mundial en el siglo XXI y el enfrentamiento del colapso socio ecológico (o bien sistémico) del imperialismo, la fase superior y final del capitalismo. La era viva de las crisis, guerras y revoluciones. Hoy más que nunca es verdadero el postulado en su magnitud extrema de que “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria” (León Trotsky, Programa de transición, 1938).

Las Primaveras Árabes, las huelgas laborales y las huelgas climáticas de la juventud, las movilizaciones masivas y resistencias a los planes de ajuste en los cuatro continentes, las rebeliones a dictaduras y las más de 10 revoluciones en este siglo (la más reciente: Sudán y Argelia), muchas de ellas armadas. Las caídas de gobiernos, gabinetes ministeriales y renuncias de presidentes y tensiones (Puerto Rico, Corea del Sur y Hong Kong), marcan el camino de lucha ante un enemigo descomunal que viene ganando y asestándonos duros golpes. ¡Reina un caos debajo de los cielos, la situación es excelente! Aprovechemos las pocas o muchas oportunidades que nos quedan.

Solo la revolución socialista integral de los trabajadores y sus aliados populares, la conquista del poder urgente, la instauración de nuevos gobiernos revolucionarios con organizaciones democráticas de doble poder de masas y economías planificadas ecológicas, podrán salvarnos. Es decir, una serie insurrecciones de masas dirigidas por partidos socialistas de combate, rememorando al genio político de Lenin y la revolución permanente de Trotsky, pueden librarnos de la profundización de la barbarie existente –al parecer, ya estamos en las fases iniciales de ella o desarrollada desde el siglo XX, véase entre otras, la hecatombe de Siria, Palestina, Irak y Afganistán; desastres ambientales y sociales, etc–. Un panorama cualitativo mucho más dantesco que el que imaginó Rosa Luxemburgo durante la primera guerra mundial y su analogía con el colapso decadente del Imperio Romano. Mucho más trágico que el que tuvieron que vivir Lenin y Trotsky, y los revolucionarios de la segunda posguerra con las bombas nucleares, las invasiones imperialistas y las guerras revolucionarias, mucho más trágico que el de Marx y Engels con la miseria fabril decimonónica.

Es probable que el empeoramiento de la crisis civilizatoria capitalista, traiga consigo un efecto doble. Por un lado, el efecto positivo del colapso progresivo del sistema de los últimos 500 años por las luchas de resistencia y revolucionarias de los pueblos y el proletariado favorecido con el factor desestabilizador socio-ecológico. Los obreros y oprimidos no tienen nada que perder con el fin y derrumbe de este putrefacto sistema y deben contribuir a sepultarlo lo más pronto, aprovechando los factores objetivos de crisis socionaturales, porque el capitalismo no morirá de muerte natural automática, como creen los reaccionarios colapsistas. Por el otro, el efecto negativo del contragolpe regresivo y brutal de la contrarrevolución. El severo deterioro, escasez y socavamiento de las fuerzas productivas, la naturaleza, el trabajo vivo y la técnica, diría Marx. Toda una lucha de clases viva y una infraestructura económica y producción material en transición y bifurcación.

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Una devastación del planeta nos lega el capitalismo moribundo, con una clase que se niega a perecer y amenaza con agudizar la crisis climática y social de manera barbárica, a toda costa, con tibias reformas para conjurar el monstruo que ha creado, todo un aprendiz de brujo, al estilo de Goethe. Para parafrasear un famoso guerrillero proletario antifranquista, la burguesía puede echar en pedazos regiones considerables y la tierra entera antes de abandonar el escenario de la historia, pero los obreros no debemos temer miedo a las ruinas porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones y somos constructores innatos y mejores. Ese mundo socialista está creciendo a cada instante, en el cascarón del viejo mundo. Todo un parto civilizatorio, que puede ser abortado o no. El capitalismo puede perecer y dar origen a un orden social nuevo de múltiples contradicciones o simplemente ser el último modo de producción de la historia humana, ambas posibilidades históricas están abiertas.

Salvar nuestro hábitat, el planeta, y nuestras vidas materiales. Este es el real derrotero estratégico de nuestro siglo y de los trabajadores, el socialismo, un parto contingente doloroso en que puede nacer una vida, deformada o no, o morir el niño y su madre y padre. La lucha por una nueva sociedad mundial sostenible sin capitalistas en el poder es nuestro derrotero. Parafraseando a Moreno, podemos vencer, no hay ley determinista de la historia, ni dios, ni factor climático-energético ni científico ni político que diga que no podamos triunfar. Las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad las usaremos a nuestro beneficio en la intensificación de la lucha de clases por muy adversas que sean las condiciones materiales de existencia, solo el derrotismo colapsista nos condena de antemano, al igual que el imperialismo. No tenemos fe religiosa en la clase obrera ni confianza metafísica  en la entelequia de la revolución pero sí confianza formativa de esta, criticidad y autocriticidad (sus errores organizativos, etc) voluntad de cambio en que, tras una serie compleja y dialéctica de las derrotas y victorias, nuestra clase y su vanguardia revolucionaria en construcción se reponga y no sea tan limitada y tan estúpida como para no despojarse y sepultar a una clases dominantes minoritarias parasitarias (entre el 1% y el 30% de la población gran burguesa, medio burguesa y pequeñoburguesa de estratos superiores) y crear una nueva sociedad de transición, al vivir en sus carnes los efectos devastadores del capitalismo moribundo y estar en sus fauces…será un placer hacer tragar todas sus heces a los colapsólogos y capitalistas, tanto de derecha…como de izquierda.

Para ellos es más fácil pensar en el fin del mundo que en el colapso del capitalismo, diría Fredric Jameson y Joel Kovel, y también es más fácil lograr una “comunidad resiliente” en una transición facilista (i.e. socialista utópica) de sus modelos post-capitalistas, luego del susodicho colapso penitente y sanador, que sería una tragedia social de proporciones históricas. Sus salidas son francamente utópicas y “realistas” contrarrevolucionarias, sin perder de vista el éxtasis autoritario por las distopías y su tufillo eco-fascista por el colapso (v.g. Miguel Fuentes, entre otros): “Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden. Este es el esteticismo de la política que el fascismo propugna” (W. Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, 1936).

Aun si hipotéticamente estuviésemos ya, desde los 90’s (o antes, desde los 70’s) y en los próximos 15, 30 o 50 y 80 años en punto de no retorno e irreversible en términos de degradación ambiental y social en el 2050 y el 2070, luego de la segunda mitad del siglo XXI u otra fecha pesimista, optimista o realista, la cual varía según los pronósticos científicos y políticos materialistas, al igual que las profecías religiosas y predicciones pseudocientíficas idealistas y supersticiosas populares.

Así fuese lamentablemente inevitable el colapso socio ecológico (o socio – natural) sin ninguna revolución triunfante y por una serie de derrotas tras de sí, una forma en que el fin del capitalismo se conjugara con el fin de la civilización. Aun en ese escenario desfavorable hipotético, el peor que podamos imaginarnos y posible, con el doble de fuerza y convicción habría que luchar por el imperativo de la supervivencia material de los explotados y oprimidos, para enfrentar la contrarrevolución imperialista y fascista. Colapsar mejor, mal ineludible menor, luchar por la minimización de los daños a nuestra clase, pues no todo está perdido y la lucha de clases no acaba.

La revolución permanente y el método del programa de transición no dejan de tener vigencia en un escenario pre colapso, colapso del capitalismo y transición post-colapso, a menos que triunfe la extinción humana y la crisis socioecológica degrade la vida humana, tan solo deben actualizarse y adecuarse al contexto de la lucha de clases final y los peligros civilizatorios socioecológicos del imperialismo senil. La dictadura transicional revolucionaria del proletariado, su terror rojo, es más necesaria que nunca. El armamento militar de los trabajadores y las insurrecciones sociales armadas, la economía planificada radical de todos los aspectos de la vida social (e.g. natalidad, etc) y sustentable con planes de choque y de emergencia. La internacional de partidos centralizados de trabajadores y movimientos, la democracia obrera de nuevos estados socialistas federados entre sí. La guerra civil a muerte, obrera y popular, contras los capitalistas y las sectas ecofascistas de derecha e izquierda, son la única salvación realista terrenal y no metafísica que nos queda a los mortales. Salvo el poder, todo es ilusión.

Tras un escenario de luchas contingentes decisivas, ojalá triunfantes en la estrategia, la apuesta sería construir y arar en una nueva base ecológico-económica degradada totalmente inédita, contrario a lo que creyeron nuestros maestros pensadores socialistas clásicos del siglo XIX y XX, para la construcción contingente pero necesaria de una sociedad socialista y sus fuerzas productivas menguadas en un escenario de escasez (hipótesis materialista) y quizás para dar las últimas batallas obreras y populares antes que todo perezca o en el menos peor de los casos para que todo renazca (por-venir). Luchar, luchar y luchar con rabia hasta la muerte. Voluntad proletaria de vivir, instinto de clase de conservación, supervivencia a toda costa en la tierra y de ser posible en otro planeta, cuando dejen de existir las condiciones de habitabilidad humana y podamos preservar y mejorar nuestros nichos tecnológicos. Un acto de dignidad humana de los de abajo o al menos una franja masiva no lumpenizada de ella ante el escenario de la crisis civilizatoria capitalista a todo nivel.

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Como diría nuestro Gabo, en una suprema actitud humanista y anti-nihilista, ante la espada de Damocles del peligro termonuclear de su corto siglo y rememorando a su maestro Faulkner: “¡Me rehúso a aceptar el fin del hombre…!” (La Soledad de América Latina, Discurso Nobel ante la Academia Sueca, 1982).

Pues bien, trabajadores de todo el mundo y revolucionarios, si la gran familia humana desea tener una segunda oportunidad sobre la Tierra, afrontemos pues el peligro civilizatorio de nuestro siglo XXI, rehusándonos a perecer, es decir, a ser derrotados no por la “naturaleza” sino por el frente contrarrevolucionario de la burguesía moribunda y la pequeña burguesía nihilista en la lucha de clases en ciernes y final.

Fuente: https://blogsocialist21.wordpress.com/2019/08/01/llamado-urgente-la-clase-trabajadora-y-la-izquierda-ante-el-colapso-social-y-ecologico-del-capitalismo/?fbclid=IwAR1IcigT6ihHLxJxE-VhOhdnjKImM42J1eq13n9WlfAoZpWa5ifVjliemmM

Notas

[1] Trotsky, L. Los cinco primeros años de la Internacional Comunista, Edicions Internationals Sedovs, 1921/2017, pág. 162.

[2] Moreno, N. Tesis de Fundación de la Liga Internacional de los Trabajadores, #1, 1982.

[3] Wilke, Carolyn. CO2 emissions are on track to take us beyond 1.5. degrees of global warming. Disponible en Science News: https://www.sciencenews.org/article/co2-emissions-global-warming?fbclid=IwAR2FEak3juSfrjL8jFcE-WVM4ctk20pScOfoeSIc1zW22kjdtx3mc0Uop18

[4] Martins, Alejandra. Qué consecuencias tiene que hayamos superado el récord de CO2 en tres millones de años. Disponible en BBC News Mundo:  https://www.bbc.com/mundo/noticias-48283274

[5] Iturbe, Alejandro. ¿El fin del petróleo? Disponible en Marxismo Vivo – Revista Teórica de la LIT: http://marxismovivo.org/wp-content/uploads/2018/12/Primera-Epoca/ESP/MV12/mv12/mv12esp.pdf

[6] Algunas de las contradicciones sistémicas del capital que generarían su crisis estructural según el método marxista son: la ley de la caída tendencial de la tasa de la ganancia, la ley de la concentración-acumulación del capital y la miseria relativa creciente de la clase obrera y las masas; la tendencia a la socialización de la producción (el trabajo social) frente a la apropiación de la propiedad privada; el peso superior de las fuerzas destructivas sobre las fuerzas productivas en una fase desarrollada del capital (vg. capital financiero); la atadura del desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción; el aumento desigual y combinado del nivel conciencia de clase y organización social y política del proletariado frente a las fuerzas del capital; etc.

En 17 contradicciones del capitalismo y fin del capitalismo (2014, Cap. III), desde una teoría económica marxista del valor-trabajo y financierista («capitalcéntrico»), David Harvey niega o al menos es escéptico a una hipótesis colapsista o catastrofista del capital por factores ambientales por las oportunidades de inversión, adecuación tecnológica y acumulación del capital en medio de desastres, tal vez por su postura como geógrafo y su reformismo de izquierda. No obstante el autor sí señala las “contradicciones peligrosas” del crecimiento exponencial del capital en relación con la expoliación de la naturaleza y los límites acumulativos (por desposesión), cruciales para una transición anticapitalista.

Sobre las relaciones de crisis entre capital – naturaleza, en los últimos veinte años, los marxistas han venido planteado: el quiebre metabólico de la sociedad y la naturaleza en la producción inmanente capitalista; la contradicción entre las condiciones de producción material y las condiciones de reproducción ecológica; la ecología del capital y los límites de la biosfera; la unión de la crisis social y la crisis ecológica desde un vector de clase y de los valores de uso y de cambio, etcétera.

[7] En Reforma y revolución (1899), capítulo IV de la parte II (a veces aparece como epílogo), Rosa Luxemburgo, ya hablaba sobre la teoría marxista ortodoxa sobre la crisis capitalista (más allá de su carácter “cíclico” y “plural”) en los términos del “colapso del capitalismo” (Der Zusammenbruch), traducida erróneamente al español como hundimiento.

En La doctrina socialista (1899), Capítulo II, a), el primer Karl Kautsky polemiza con el revisionista Bernstein al hablar de la teoría marxista del derrumbamiento del capital, uniendo los factores objetivos y subjetivos, contra la burda crítica sobre la supuesta teoría objetivista-fatalista de la necesidad del socialismo por causas económicas de Marx y Engels.

El Manifiesto de Zimmerwald (1915), escrito por Trotsky en nombre de socialistas antiimperialistas de once países, también habló del “colapso de la civilización” en la plena carnicería de la Primera Guerra Mundial.

Los debates energéticos, ecológicos contemporáneos y sistémicos, vienen a enriquecer la teoría materialista sobre la crisis estructural (o colapso) del capital como sistema y la transición socialista, ergo, la teoría de la revolución permanente y el comunismo. Es menester que el marxismo ortodoxo, es decir, el materialismo histórico dialéctico, actualice estos dos polos sociedad – naturaleza de una misma realidad procesual y a la par critique tanto el colapsismo pequeñoburgués y burgués como el revisionismo anticatastrofista (Rolando Astarita, etc). Es hora de abordar seriamente la economía, la política y las ciencias (naturales y sociales) como un todo complejo.

[8] Mahecha, Eduardo (2019). Nahuel Moreno sobre la ecología y la crisis del capitalismo mundial (2019). Disponible en Blog Socialist XXI: https://blogsocialist21.wordpress.com/2019/04/21/nahuel-moreno-sobre-la-ecologia-y-la-crisis-del-capitalismo-mundial/

[9] Hechos recientes de la ‘crisis de la izquierda’ mundial: división fraccional interna del Partido Obrero (PO) de la Argentina por el régimen interno, el electoralismo del FIT (en especial, del PTS), la adaptación al régimen democrático burgués y modo de luchar contra el ajuste de Macri, 2019; la ruptura fraccional del Committee for International Workers (CIW) en Europa por cuestiones políticas y metodológicas, 2019; disolución de la International Socialist Organization (ISO) en USA, 2019, por vicios oportunistas frente al Partido Demócrata (corriente SDA, Ocasio-Sanders, sectores oprimidos) y atentados a la moral revolucionaria (violación sexual encubierta por la dirección, etc); ruptura 2016 del PSTU Brasil, donde un sector vira al oportunismo del PSOL; expulsión del Secretariado Unificado europeo (FI, ecosocialista) a un sector centrista que está en contra de la política de los partidos amplios y por la dictadura del proletario, salida del MST Argentino del SU y creación de la LIS, 2018-2019; debacle electoral de Podemos, Syriza y el NPA, crisis del neoreformismo y corto auge del mismo en los países; ascenso de Trump y la nueva derecha, crisis y degeneración del nacionalismo burgués en Venezuela (dictadura madurista), Nicaragua (la rata de Ortega), Honduras, etc; ruptura del partido FARC Colombia, integración al régimen y fragmentación del stalinismo mundial, en especial, en la India y Nepal, etcétera.